Juan Miguel González Jiménez
Serie textual y fuentes del Handbook of Biolinguistics (1962[1950][1]) de Meader y Muyskens: estudio de sus ideas "(bio)lingüísticas"
1. Introducción y objetivos
La biolingüística, entendida como el estudio de los fundamentos biológicos del lenguaje, ha estado vinculada mayoritariamente, durante la mitad del siglo XX hasta principios del XXI, a la figura y trayectoria de Chomsky. La canonización del autor por parte de los biolingüistas es un hecho reseñado en la mayoría de los estudios de este tipo, lo que conduce a la igualación entre el avance de los estudios chomskianos y la configuración epistemológica, teórica y metodológica de la biolingüística. Destacamos, entre todos los hitos constitutivos de este tipo de estudios, el debate Chomsky-Piaget y la bibliografía derivada de él (Jackendoff 1995; Piattelli-Palmarini 1994 y 2001; Boeckx 2014; entre otros) como prueba de este hecho.
Actualmente, las investigaciones en este campo se han separado parcialmente de la influencia del norteamericano. Se ha producido un desligamiento entre las nuevas generaciones de biolingüistas y Chomsky, lo que diluye la influencia del segundo sobre los primeros (Fitch 2009, 285). Asimismo, como consecuencia de una serie de vacilaciones teóricas y metodológicas que padecen estas investigaciones, el término biolinguistics para Martins y Boeckx (2016) adquiere hasta seis sentidos diversos y que demuestran esta idea (Tabla 1):
Serie textual y fuentes del Handbook of Biolinguistics (1962[1950][1]) de Meader y Muyskens: estudio de sus ideas "(bio)lingüísticas"
1. Introducción y objetivos
La biolingüística, entendida como el estudio de los fundamentos biológicos del lenguaje, ha estado vinculada mayoritariamente, durante la mitad del siglo XX hasta principios del XXI, a la figura y trayectoria de Chomsky. La canonización del autor por parte de los biolingüistas es un hecho reseñado en la mayoría de los estudios de este tipo, lo que conduce a la igualación entre el avance de los estudios chomskianos y la configuración epistemológica, teórica y metodológica de la biolingüística. Destacamos, entre todos los hitos constitutivos de este tipo de estudios, el debate Chomsky-Piaget y la bibliografía derivada de él (Jackendoff 1995; Piattelli-Palmarini 1994 y 2001; Boeckx 2014; entre otros) como prueba de este hecho.
Actualmente, las investigaciones en este campo se han separado parcialmente de la influencia del norteamericano. Se ha producido un desligamiento entre las nuevas generaciones de biolingüistas y Chomsky, lo que diluye la influencia del segundo sobre los primeros (Fitch 2009, 285). Asimismo, como consecuencia de una serie de vacilaciones teóricas y metodológicas que padecen estas investigaciones, el término biolinguistics para Martins y Boeckx (2016) adquiere hasta seis sentidos diversos y que demuestran esta idea (Tabla 1):
De estos seis sentidos que ha adquirido el término, cuatro se derivan de distintas fases de la trayectoria lingüística de Chomsky (biolinguistics as generative linguistics, biolinguistics as minimalism, biolinguistics as chomskyan linguistics y biolinguistics as the study of FLN)[2]. La postura genocentrista en Biological Foundations of Language se corresponde con el contexto científico en que se desarrolla la obra, aunque autores como Boeckx y Longa (2011) han destacado una postura heterodoxa del investigador dentro del neodarwinismo imperante en la que se parte de los genes para alcanzar elementos biológicos más complejos. Otros como Fitch (2017) destacan la vitalidad de sus aportaciones en la biolingüística actual, como, por ejemplo, la importancia de los factores ambientales y culturales en el lenguaje:
Most crucially, I see Lenneberg's perspective on the biological nature of language acquisition as cutting through some of the most protracted and unproductive debates that continue to rage about language, in particular debates about the roles of genes, environment and culture in language. Lenneberg recognized all of these factors as playing important roles, but did not shy away from highlighting the fact that the human capacity for language is part of human biology and not simply a product of our environment. Starting with the environment, he saw its role as supportive and permissive, but not crucial (Fitch 2017, 446).
No obstante, Handbook of Biolinguistics (1962) únicamente es mencionado por los distintos acercamientos históricos o historiográficos (Boeckx y Grohmann 2007; Jenkins 2002; etc.) debido a que se trata de la primera aparición del término[3]. A raíz de esta aportación surge una pregunta fundamental: ¿la obra en que se recoge el primer uso documentado del término no presenta ninguna continuidad teórica en el desarrollo del enfoque o disciplina[4]? Desde una perspectiva historiográfica, que trata, entre otras tareas, de la evolución del pensamiento como un diálogo entre autores pasados, presentes y futuros, nuestro objetivo en este trabajo será evaluar la inclusión del monográfico de Meader y Muyskens como un hito en la constitución e institucionalización de la biolingüística.
2. Metodología e instrumentos
Analizar un enfoque de estudios/una disciplina como la biolingüística implica obligatoriamente tanto el estudio de la producción y evolución de las ideas lingüísticas en su contexto científico y cultural —en la línea de la definición que planteó Swiggers (2004, 116)—, como también las tesis procedentes de las ciencias naturales implicadas, en mayor o menor medida, en el estudio de la fundamentación biológica del lenguaje. De gran relevancia también para nuestra concepción de la historiografía de la lingüística es la división definida por Brekle (1986) de la información contextual en interna, evolución de la propia disciplina, y externa, factores ajenos a la disciplina, pero con importancia para el análisis. Esta concepción dual del contexto es imprescindible para entender la forma en que una obra puede llegar a ser considerada como marginal dentro de un campo de estudios, a pesar de presentar planteamientos productivos para el desarrollo investigador. Por otra parte, los factores de carácter histórico, cultural, político, etc., pueden desembocar en la centralidad de otras obras menos relevantes en lo concerniente a sus hipótesis y resultados.
El primer instrumento metodológico, desarrollado por Zamorano Aguilar (2009 y 2010), está íntimamente relacionado con las tesis de Brekle: la teoría del canon. En ella se defiende una separación del canon en dos planos que actúan en la historiografía de la lingüística: el plano del agente y el plano del discurso. En esta investigación únicamente tomaremos en consideración el primero de ellos, que queda dividido de la siguiente forma:
1. Canon historiográfico: realizado por el historiógrafo de la lingüística y que da cuenta de los focos de gestación teórica, las redes de influencia, etc.
2. Canon histórico: producido por el autor en su contexto, lo que representa de forma detallada las relaciones de preponderancia de autores e instituciones que se establecen por los distintos teóricos en sus coordenadas espaciotemporales. Existen dos subtipos dentro de este canon:
a. Canon histórico externo, cuya constitución se basa en aspectos externos que abarcan apoyo institucional, aspectos legislativos, etc.
b. Canon histórico interno (canon de lecturas): textos que los autores utilizan para la elaboración de sus obras y teorías. Este canon puede ser explícito, si hay alusión directa a la fuente, se utilice o no; o implícito, si las fuentes se obtienen como fruto de la labor historiográfica.
El segundo instrumento metodológico que utilizaremos es la teoría de las series textuales, planteada por Haβler (2002). Para su aplicación, entendemos una serie de textos como "un conjunto de textos individuales, impresos o manuscritos, que tratan del mismo tema en la misma rama epistemológica o sin metodología declarada, pero con el mismo objetivo y en condiciones comparables" (Haβler 2002, 561). En este caso, la serie es de tipo pragmático, ya que el monográfico trata la fundamentación biológica del lenguaje desde una metodología distinta a la que llevarán a cabo los textos posteriores, influenciados fundamentalmente por Chomsky.
Con el propósito de alcanzar el objetivo propuesto en este trabajo, utilizaremos la reformulación de Zamorano (2013), quien define tres subseries dentro de la cadena textual: series retrospectivas, paralelas y prospectivas. El primer tipo está formado por aquellos textos que actúan como precedentes o influencias de la serie paralela, ya sean del mismo, o diferente, autor o escuela/movimiento teórico; el segundo tipo se compone por textos coetáneos al texto base[5] de análisis, y, por último, las series prospectivas presentan como constituyentes todos aquellos textos derivados de la influencia, directa o no, de los presentes en la serie paralela.
Una vez planteado el marco epistemológico y metodológico en el que desarrollaremos nuestra investigación, debemos especificar la forma en que los instrumentos metodológicos se concretan en nuestro objeto de estudio (Handbook of Biolinguistics). En primera instancia, el monográfico presenta un conjunto de referencias a fuentes utilizadas para la elaboración de su obra (canon histórico externo e interno explícito) que serán contrastadas con las referencias que Chomsky realiza en el marco de su fundamentación epistemológica en Aspects of the Theory of Syntax (1965) y Cartesian Linguistics: A Chapter in the History of Rationalist Thought (1966), y en el Anexo B del Biological Foundations of Language de Lenneberg (1975[6]), escrito por Otto Marx. En lo referente a las series textuales, la obra de Meader y Muyskens (1950) se constituirá como texto base y será situada dentro de la serie textual paralela, lo que coloca en la serie retrospectiva a todas aquellas fuentes explícitas y, en la prospectiva, la posible entrada de esta obra en la serie de la biolingüística.
3. Análisis de la reflexión "(bio)lingüística" en el Handbook of Biolinguistics (1962)
La propuesta de Meader y Muyskens (1962, 1) es audaz desde el planteamiento del objetivo que pretenden alcanzar con su obra: "to treat language as an inseparable and integrated part of both of life as a whole and of inanimate nature". Para este análisis conjunto, proponen una metodología que aúna las ciencias naturales (biología, física, medicina, etc.) y las humanísticas, psicológicas, sociales, etc.; entre las que se incluye la ciencia del lenguaje. De esta forma, los autores elaboran un estado de la cuestión que intenta recoger los principales avances en la lingüística y otras disciplinas relacionadas con ella (filosofía y psicología, fundamentalmente), aludiendo a dos bloques diferenciados: los estudios previos a 1800 d.C. y los posteriores. La siguiente tabla (Tabla 2) analiza el canon histórico interno, clasificado por su orden de aparición y cotejado con su aparición, o ausencia, en las obras previamente citadas:
Most crucially, I see Lenneberg's perspective on the biological nature of language acquisition as cutting through some of the most protracted and unproductive debates that continue to rage about language, in particular debates about the roles of genes, environment and culture in language. Lenneberg recognized all of these factors as playing important roles, but did not shy away from highlighting the fact that the human capacity for language is part of human biology and not simply a product of our environment. Starting with the environment, he saw its role as supportive and permissive, but not crucial (Fitch 2017, 446).
No obstante, Handbook of Biolinguistics (1962) únicamente es mencionado por los distintos acercamientos históricos o historiográficos (Boeckx y Grohmann 2007; Jenkins 2002; etc.) debido a que se trata de la primera aparición del término[3]. A raíz de esta aportación surge una pregunta fundamental: ¿la obra en que se recoge el primer uso documentado del término no presenta ninguna continuidad teórica en el desarrollo del enfoque o disciplina[4]? Desde una perspectiva historiográfica, que trata, entre otras tareas, de la evolución del pensamiento como un diálogo entre autores pasados, presentes y futuros, nuestro objetivo en este trabajo será evaluar la inclusión del monográfico de Meader y Muyskens como un hito en la constitución e institucionalización de la biolingüística.
2. Metodología e instrumentos
Analizar un enfoque de estudios/una disciplina como la biolingüística implica obligatoriamente tanto el estudio de la producción y evolución de las ideas lingüísticas en su contexto científico y cultural —en la línea de la definición que planteó Swiggers (2004, 116)—, como también las tesis procedentes de las ciencias naturales implicadas, en mayor o menor medida, en el estudio de la fundamentación biológica del lenguaje. De gran relevancia también para nuestra concepción de la historiografía de la lingüística es la división definida por Brekle (1986) de la información contextual en interna, evolución de la propia disciplina, y externa, factores ajenos a la disciplina, pero con importancia para el análisis. Esta concepción dual del contexto es imprescindible para entender la forma en que una obra puede llegar a ser considerada como marginal dentro de un campo de estudios, a pesar de presentar planteamientos productivos para el desarrollo investigador. Por otra parte, los factores de carácter histórico, cultural, político, etc., pueden desembocar en la centralidad de otras obras menos relevantes en lo concerniente a sus hipótesis y resultados.
El primer instrumento metodológico, desarrollado por Zamorano Aguilar (2009 y 2010), está íntimamente relacionado con las tesis de Brekle: la teoría del canon. En ella se defiende una separación del canon en dos planos que actúan en la historiografía de la lingüística: el plano del agente y el plano del discurso. En esta investigación únicamente tomaremos en consideración el primero de ellos, que queda dividido de la siguiente forma:
1. Canon historiográfico: realizado por el historiógrafo de la lingüística y que da cuenta de los focos de gestación teórica, las redes de influencia, etc.
2. Canon histórico: producido por el autor en su contexto, lo que representa de forma detallada las relaciones de preponderancia de autores e instituciones que se establecen por los distintos teóricos en sus coordenadas espaciotemporales. Existen dos subtipos dentro de este canon:
a. Canon histórico externo, cuya constitución se basa en aspectos externos que abarcan apoyo institucional, aspectos legislativos, etc.
b. Canon histórico interno (canon de lecturas): textos que los autores utilizan para la elaboración de sus obras y teorías. Este canon puede ser explícito, si hay alusión directa a la fuente, se utilice o no; o implícito, si las fuentes se obtienen como fruto de la labor historiográfica.
El segundo instrumento metodológico que utilizaremos es la teoría de las series textuales, planteada por Haβler (2002). Para su aplicación, entendemos una serie de textos como "un conjunto de textos individuales, impresos o manuscritos, que tratan del mismo tema en la misma rama epistemológica o sin metodología declarada, pero con el mismo objetivo y en condiciones comparables" (Haβler 2002, 561). En este caso, la serie es de tipo pragmático, ya que el monográfico trata la fundamentación biológica del lenguaje desde una metodología distinta a la que llevarán a cabo los textos posteriores, influenciados fundamentalmente por Chomsky.
Con el propósito de alcanzar el objetivo propuesto en este trabajo, utilizaremos la reformulación de Zamorano (2013), quien define tres subseries dentro de la cadena textual: series retrospectivas, paralelas y prospectivas. El primer tipo está formado por aquellos textos que actúan como precedentes o influencias de la serie paralela, ya sean del mismo, o diferente, autor o escuela/movimiento teórico; el segundo tipo se compone por textos coetáneos al texto base[5] de análisis, y, por último, las series prospectivas presentan como constituyentes todos aquellos textos derivados de la influencia, directa o no, de los presentes en la serie paralela.
Una vez planteado el marco epistemológico y metodológico en el que desarrollaremos nuestra investigación, debemos especificar la forma en que los instrumentos metodológicos se concretan en nuestro objeto de estudio (Handbook of Biolinguistics). En primera instancia, el monográfico presenta un conjunto de referencias a fuentes utilizadas para la elaboración de su obra (canon histórico externo e interno explícito) que serán contrastadas con las referencias que Chomsky realiza en el marco de su fundamentación epistemológica en Aspects of the Theory of Syntax (1965) y Cartesian Linguistics: A Chapter in the History of Rationalist Thought (1966), y en el Anexo B del Biological Foundations of Language de Lenneberg (1975[6]), escrito por Otto Marx. En lo referente a las series textuales, la obra de Meader y Muyskens (1950) se constituirá como texto base y será situada dentro de la serie textual paralela, lo que coloca en la serie retrospectiva a todas aquellas fuentes explícitas y, en la prospectiva, la posible entrada de esta obra en la serie de la biolingüística.
3. Análisis de la reflexión "(bio)lingüística" en el Handbook of Biolinguistics (1962)
La propuesta de Meader y Muyskens (1962, 1) es audaz desde el planteamiento del objetivo que pretenden alcanzar con su obra: "to treat language as an inseparable and integrated part of both of life as a whole and of inanimate nature". Para este análisis conjunto, proponen una metodología que aúna las ciencias naturales (biología, física, medicina, etc.) y las humanísticas, psicológicas, sociales, etc.; entre las que se incluye la ciencia del lenguaje. De esta forma, los autores elaboran un estado de la cuestión que intenta recoger los principales avances en la lingüística y otras disciplinas relacionadas con ella (filosofía y psicología, fundamentalmente), aludiendo a dos bloques diferenciados: los estudios previos a 1800 d.C. y los posteriores. La siguiente tabla (Tabla 2) analiza el canon histórico interno, clasificado por su orden de aparición y cotejado con su aparición, o ausencia, en las obras previamente citadas:
El estudio de los datos proporcionados por el contraste entre las distintas fuentes que componen el canon de las obras aporta datos interesantes:
1. Únicamente 9 de las 51 referencias presentes en Meader y Muyskens aparecen en alguna de las dos obras recogidas de Chomsky (17,65 %).
2. En el caso del Anexo B de la obra de Lenneberg nos encontramos frente a 14 de 51 (27,45 %).
3. Las referencias presentes en las tres se reducen únicamente a 5 de 51 (9,80 %): Aristóteles, Descartes, Humboldt, Leibniz y Steinthal.
El bajo índice de coincidencia entre las obras analizadas, siendo las pertenecientes a Chomsky y Lenneberg consideradas como imprescindibles en la constitución de la biolingüística, implica que existen diversas vías para reestablecer la fundamentación histórico-intelectual del enfoque biolingüístico. La reconstrucción del canon historiográfico es imprescindible para comprender de manera sistemática y crítica las relaciones existentes entre los textos y movimientos teóricos, por lo que esta información proporciona datos notables para el establecimiento de un futuro recorrido historiográfico más amplio en el que se puedan evaluar las similitudes y diferencias entre las fuentes constituyentes de los diversos tipos de canon. Una de las corrientes más reseñables que podríamos destacar en el caso de esta obra es la corriente comparativista, con autores como Bopp, Grimm, etc.
En esta ocasión nos centraremos exclusivamente en las cinco fuentes presentes en los tres textos cotejando las aportaciones atribuidas a cada uno de los autores por parte de Meader y Muyskens (1962), Chomsky (1965 y 1966) y Lenneberg (1975), para establecer elementos convergentes y divergentes en su interpretación (Tabla 3):
1. Únicamente 9 de las 51 referencias presentes en Meader y Muyskens aparecen en alguna de las dos obras recogidas de Chomsky (17,65 %).
2. En el caso del Anexo B de la obra de Lenneberg nos encontramos frente a 14 de 51 (27,45 %).
3. Las referencias presentes en las tres se reducen únicamente a 5 de 51 (9,80 %): Aristóteles, Descartes, Humboldt, Leibniz y Steinthal.
El bajo índice de coincidencia entre las obras analizadas, siendo las pertenecientes a Chomsky y Lenneberg consideradas como imprescindibles en la constitución de la biolingüística, implica que existen diversas vías para reestablecer la fundamentación histórico-intelectual del enfoque biolingüístico. La reconstrucción del canon historiográfico es imprescindible para comprender de manera sistemática y crítica las relaciones existentes entre los textos y movimientos teóricos, por lo que esta información proporciona datos notables para el establecimiento de un futuro recorrido historiográfico más amplio en el que se puedan evaluar las similitudes y diferencias entre las fuentes constituyentes de los diversos tipos de canon. Una de las corrientes más reseñables que podríamos destacar en el caso de esta obra es la corriente comparativista, con autores como Bopp, Grimm, etc.
En esta ocasión nos centraremos exclusivamente en las cinco fuentes presentes en los tres textos cotejando las aportaciones atribuidas a cada uno de los autores por parte de Meader y Muyskens (1962), Chomsky (1965 y 1966) y Lenneberg (1975), para establecer elementos convergentes y divergentes en su interpretación (Tabla 3):
De la tabla anterior podemos deducir que Meader y Muyskens (1962) critican el estudio psicologista exclusivamente mental del lenguaje (Descartes, Leibniz y Steinthal), mientras que estas fuentes se convierten en piezas fundamentales para la justificación del innatismo chomskiano (Chomsky 1965 y 1966); en Lenneberg (1975), por otra parte, se hace referencia de forma especialmente relevante a la incapacidad de desempeñar un estudio biológico del lenguaje desde el planteamiento cartesiano. No obstante, tanto Aristóteles como Humboldt son reconocidos por los tres autores: el griego, por el acercamiento biológico, y consecuentemente fisiológico, para la descripción lingüística; y el alemán como referente del estudio científico, formalista y biológico del lenguaje. De esta forma, consideramos que Humboldt se convierte en figura canónica para este estudio y que la investigación de su teoría puede llegar a ser imprescindible en la construcción del canon historiográfico y, por consiguiente, de la serie textual que recopile todos estos planteamientos.
Este primer acercamiento a los aspectos lingüísticos plantea un problema que será constante a lo largo de la obra: la asimetría en la aplicación de la interdisciplinariedad, de la que resulta notablemente beneficiada la biología. Para Meader y Muyskens, el estudio lingüístico es asimilable al estudio fonético, por lo que, derivado de los procesos físicos de los estudios de la producción del habla, considera que a través del estudio de la aparición y especificación biológica de estos órganos es posible caracterizar el lenguaje. Prueba de este interés preponderante de las ciencias naturales, especialmente de las biológicamente afines, es la lista de disciplinas que proponen como conocimientos imprescindibles para el correcto desempeño de este tipo de investigaciones: bioquímica, fisiología, anatomía, histología, física, matemáticas, anatomía funcional, embriología, miología, neurología y endocrinología (Meader y Muyskens 1962, 10).
Asimismo, se han de destacar cuatro fuentes fundamentales para el desarrollo biolingüístico que plantean estos autores: 1) la teoría evolutiva de Lamarck, 2) la de Darwin, 3) la teoría genética de Mendel y 4) la teoría de la relatividad de Einstein. Las influencias lamarckiana, darwinista y mendeliana, tres pilares del movimiento teórico neodarwinista, se manifiestan en la teoría del antepasado común de animales y plantas (organismos unicelulares), y la evolución hasta alcanzar cuotas altas de complejidad y especificidad; mientras que el concepto de relativity introduce la noción de sistema complejo conformado por elementos cuyas cualidades se definen por su interrelación con los demás del sistema. Estas teorías se conjugan dando lugar a una definición de lenguaje como no específicamente humano, como un proceso corporal holístico y caracterizado como un sistema complejo en continuo cambio debido a la interacción con el medio:
Accordingly, language is to be regarded as a dynamic, developing group of processes, manifested in the organism (both of the human being and lower animals) and, indeed, constituting an integrated portion of the organism. The organism in its turn is an integrated, functioning portion of its surroundings, including society as a whole, and takes on ever new forms through its interactions with the changing forms of its developing environment (Meader y Muyskens, 1962: 8).
No obstante, las distintas posturas con respecto al lenguaje que recogen los autores (Meader y Muyskens 1962, 9) son las que establecen ya una distancia clara con los planteamientos biolingüísticos siguientes, especialmente con Chomsky. La primera de estas posturas es considerada la static school, que confunde habla (speech) y gramática, y se fundamenta en el análisis sistemático de sonidos fijados y combinaciones permanentes de carácter morfológico, sintáctico, etc.; en la segunda se encuentran aquellos con conocimientos de los "organs of speech" y que reconocen las implicaciones biológicas e históricas del lenguaje, pero que consideran que el habla está compuesta por un gran cantidad de procesos controlados por la mente y que pueden ser explicados en términos psicológicos. Estas consideraciones pueden tratarse de una crítica al estructuralismo europeo y americano respectivamente, pero, debido a la ausencia de más datos, no es posible discernir de forma clara autores u obras a los que se refieren. Por último, la tercera postura es la que defienden los autores y que es producto de la unión de los datos obtenidos en la época sobre estructura y fisiología humana, más los datos lingüísticos:
The third group (small but rapidly growing) looks upon language study (and, of course, the study of all the humanistic sciences) as a natural science, and hence regards language as an integrated group of biological processes, in the same sense that digestion and walking are biological processes. This group seeks an explanation of all language phenomena in the functional integration of tissue and environment.
Por consiguiente, la hipótesis biolingüística que plantean es la de una evolución neodarwinista dependiente del medio en que se desarrolla el individuo, pero con especial énfasis en el estudio de la influencia del segundo sobre el primero. Esta idea, como explicita la siguiente cita, es considerada una mejora metodológica con respecto a otros tratados por los teóricos:
Since books on evolution concentrate the attention upon the organism, the reader is apt to think only in the influence of the organism upon the environment. This is to ignore the fundamental law of nature that action and reaction are equal. [...]
The importance of considering the influence of the organism on the environment becomes clear when we reflect that the progress of civilization, including the evolution of language, is largely based on man's transformation of his environment by the utilization of its energy (Meader y Muyskens 1962, 11).
De esta forma, se retoma la afirmación sobre la presencia del lenguaje tanto en animales como en seres inanimados y se relaciona con la concepción energética de la naturaleza que plantean los autores. Como consecuencia, los investigadores defenderán que el lenguaje tiene lugar en el proceso de integración de fuerzas internas y de fuerzas externas, o estímulos, considerados como "merely a patterned system of environmental energy interacting with the electro-chemical system of the tissues" (Meader y Muyskens 1962, 14). Sin embargo, muestran un marcado sesgo neodarwinista al llevar a cabo un estudio:
treated genetically in this handbook, i.e., language is presented as an emergence from a relatively undifferentiated matrix. Accordingly, the new and more specific forms continually arising are described, where possible, in their relations to the old (Meader y Muyskens 1962, 15)
Asimismo, reconocen una concepción diversa a la tradicional en lo referente a los planteamientos sobre el lenguaje, puesto que, al considerarlo como un proceso holístico, no dotan al cerebro del papel predominante y exclusivo en la realización del procesamiento lingüístico. De esta forma, el concepto de integración forma un continuum con el resto de las estructuras —jerarquía establecida en función de los procesos implicados y que alcanza su mayor grado de complejidad en el lenguaje humano—, animadas o inanimadas, al ser una característica intrínseca a ellas:
Integration may occur between living organism, or between constituent parts of an organism, or between living organisms and inorganic environmental energy. However, integration as here employed is not an interaction between separate systems of forces, but only between the component parts of a larger system. (Meader y Muyskens 1962, 15).
Esta definición del lenguaje se opone a las posturas que consideran "the existence (1) of an ability to produce speech sounds by already existing speech organs and (2) a mind already replete with ideas calling for expression, and have limited themselves to the discussion of the question as to how the she sounds came to be symbolic ideas" (Meader & Muyskens 1962, 17). De esta forma, si no se toma la función comunicativa como la predominante en el lenguaje, es posible hacer extensible esta capacidad al resto de seres —lo que en último grado de complejidad es el lenguaje humano—, pero, también derivada de (2), encontramos una clara oposición al innatismo que será fundamental en la biolingüística desarrollada posteriormente.
A partir de la disociación de la función comunicativa y lenguaje, los autores se postulan como opuestos a la preponderancia de la entidad mente sobre la materia. Meader y Muyskens (1962, 18) optan, en la línea de que todo proceso es una manifestación energética de diversa índole, por caracterizar como dependientes los procesos mentales de los físicos: "there is no mental process that is not also a physical process, and that the forms which our thought assumes are really dynamic processes taking place in the tissues".
Esta metodología aporta diversos beneficios relacionados con la explica-ción de "causes of many normal speech developments (phonetics), of numerous speech defects (clinical phonetics), and of sound changes (philology)" (Meader y Muyskens 1962, 15). Es evidente que el foco de interés no se dirige a la capacidad de adquisición lingüística en sentido chomskiano, sino a aspectos tangibles, como son los órganos implicados en el habla. No obstante, a pesar de las escuetas alusiones a la semántica en la obra (con excepción del capítulo XIV, dedicado al resto de órganos sensoriales y a su importancia en el aprendizaje del habla, que, por otra parte, no estaba presente en la primera edición de la obra), los autores conciben el lenguaje como un proceso holístico que puede dividirse en tres partes, que son las que comprenderían un proyecto en el que cada una tendría un monográfico exclusivo:
1. Una primera que considere la fonética, por sus movimientos motores, tanto en el habla normal como en el habla patológica;
2. otra parte debe hacer referencia a la semántica, ya que hace hincapié en la parte sensorial y referencial del ser humano;
3. y, por último, una que aluda a la hermenéutica y considere la evaluación individual del pasado experiencial, integrando así al sujeto con su entorno.
La última aportación lingüísticamente relevante en la que no se ve sobredimensionado el componente anatómico es la teoría de la emergencia (emergence) del habla. Volvemos a encontrarnos frente a una tesis de centrada en los aspectos relativos a los órganos del aparato fonador (Tabla 4):
Este primer acercamiento a los aspectos lingüísticos plantea un problema que será constante a lo largo de la obra: la asimetría en la aplicación de la interdisciplinariedad, de la que resulta notablemente beneficiada la biología. Para Meader y Muyskens, el estudio lingüístico es asimilable al estudio fonético, por lo que, derivado de los procesos físicos de los estudios de la producción del habla, considera que a través del estudio de la aparición y especificación biológica de estos órganos es posible caracterizar el lenguaje. Prueba de este interés preponderante de las ciencias naturales, especialmente de las biológicamente afines, es la lista de disciplinas que proponen como conocimientos imprescindibles para el correcto desempeño de este tipo de investigaciones: bioquímica, fisiología, anatomía, histología, física, matemáticas, anatomía funcional, embriología, miología, neurología y endocrinología (Meader y Muyskens 1962, 10).
Asimismo, se han de destacar cuatro fuentes fundamentales para el desarrollo biolingüístico que plantean estos autores: 1) la teoría evolutiva de Lamarck, 2) la de Darwin, 3) la teoría genética de Mendel y 4) la teoría de la relatividad de Einstein. Las influencias lamarckiana, darwinista y mendeliana, tres pilares del movimiento teórico neodarwinista, se manifiestan en la teoría del antepasado común de animales y plantas (organismos unicelulares), y la evolución hasta alcanzar cuotas altas de complejidad y especificidad; mientras que el concepto de relativity introduce la noción de sistema complejo conformado por elementos cuyas cualidades se definen por su interrelación con los demás del sistema. Estas teorías se conjugan dando lugar a una definición de lenguaje como no específicamente humano, como un proceso corporal holístico y caracterizado como un sistema complejo en continuo cambio debido a la interacción con el medio:
Accordingly, language is to be regarded as a dynamic, developing group of processes, manifested in the organism (both of the human being and lower animals) and, indeed, constituting an integrated portion of the organism. The organism in its turn is an integrated, functioning portion of its surroundings, including society as a whole, and takes on ever new forms through its interactions with the changing forms of its developing environment (Meader y Muyskens, 1962: 8).
No obstante, las distintas posturas con respecto al lenguaje que recogen los autores (Meader y Muyskens 1962, 9) son las que establecen ya una distancia clara con los planteamientos biolingüísticos siguientes, especialmente con Chomsky. La primera de estas posturas es considerada la static school, que confunde habla (speech) y gramática, y se fundamenta en el análisis sistemático de sonidos fijados y combinaciones permanentes de carácter morfológico, sintáctico, etc.; en la segunda se encuentran aquellos con conocimientos de los "organs of speech" y que reconocen las implicaciones biológicas e históricas del lenguaje, pero que consideran que el habla está compuesta por un gran cantidad de procesos controlados por la mente y que pueden ser explicados en términos psicológicos. Estas consideraciones pueden tratarse de una crítica al estructuralismo europeo y americano respectivamente, pero, debido a la ausencia de más datos, no es posible discernir de forma clara autores u obras a los que se refieren. Por último, la tercera postura es la que defienden los autores y que es producto de la unión de los datos obtenidos en la época sobre estructura y fisiología humana, más los datos lingüísticos:
The third group (small but rapidly growing) looks upon language study (and, of course, the study of all the humanistic sciences) as a natural science, and hence regards language as an integrated group of biological processes, in the same sense that digestion and walking are biological processes. This group seeks an explanation of all language phenomena in the functional integration of tissue and environment.
Por consiguiente, la hipótesis biolingüística que plantean es la de una evolución neodarwinista dependiente del medio en que se desarrolla el individuo, pero con especial énfasis en el estudio de la influencia del segundo sobre el primero. Esta idea, como explicita la siguiente cita, es considerada una mejora metodológica con respecto a otros tratados por los teóricos:
Since books on evolution concentrate the attention upon the organism, the reader is apt to think only in the influence of the organism upon the environment. This is to ignore the fundamental law of nature that action and reaction are equal. [...]
The importance of considering the influence of the organism on the environment becomes clear when we reflect that the progress of civilization, including the evolution of language, is largely based on man's transformation of his environment by the utilization of its energy (Meader y Muyskens 1962, 11).
De esta forma, se retoma la afirmación sobre la presencia del lenguaje tanto en animales como en seres inanimados y se relaciona con la concepción energética de la naturaleza que plantean los autores. Como consecuencia, los investigadores defenderán que el lenguaje tiene lugar en el proceso de integración de fuerzas internas y de fuerzas externas, o estímulos, considerados como "merely a patterned system of environmental energy interacting with the electro-chemical system of the tissues" (Meader y Muyskens 1962, 14). Sin embargo, muestran un marcado sesgo neodarwinista al llevar a cabo un estudio:
treated genetically in this handbook, i.e., language is presented as an emergence from a relatively undifferentiated matrix. Accordingly, the new and more specific forms continually arising are described, where possible, in their relations to the old (Meader y Muyskens 1962, 15)
Asimismo, reconocen una concepción diversa a la tradicional en lo referente a los planteamientos sobre el lenguaje, puesto que, al considerarlo como un proceso holístico, no dotan al cerebro del papel predominante y exclusivo en la realización del procesamiento lingüístico. De esta forma, el concepto de integración forma un continuum con el resto de las estructuras —jerarquía establecida en función de los procesos implicados y que alcanza su mayor grado de complejidad en el lenguaje humano—, animadas o inanimadas, al ser una característica intrínseca a ellas:
Integration may occur between living organism, or between constituent parts of an organism, or between living organisms and inorganic environmental energy. However, integration as here employed is not an interaction between separate systems of forces, but only between the component parts of a larger system. (Meader y Muyskens 1962, 15).
Esta definición del lenguaje se opone a las posturas que consideran "the existence (1) of an ability to produce speech sounds by already existing speech organs and (2) a mind already replete with ideas calling for expression, and have limited themselves to the discussion of the question as to how the she sounds came to be symbolic ideas" (Meader & Muyskens 1962, 17). De esta forma, si no se toma la función comunicativa como la predominante en el lenguaje, es posible hacer extensible esta capacidad al resto de seres —lo que en último grado de complejidad es el lenguaje humano—, pero, también derivada de (2), encontramos una clara oposición al innatismo que será fundamental en la biolingüística desarrollada posteriormente.
A partir de la disociación de la función comunicativa y lenguaje, los autores se postulan como opuestos a la preponderancia de la entidad mente sobre la materia. Meader y Muyskens (1962, 18) optan, en la línea de que todo proceso es una manifestación energética de diversa índole, por caracterizar como dependientes los procesos mentales de los físicos: "there is no mental process that is not also a physical process, and that the forms which our thought assumes are really dynamic processes taking place in the tissues".
Esta metodología aporta diversos beneficios relacionados con la explica-ción de "causes of many normal speech developments (phonetics), of numerous speech defects (clinical phonetics), and of sound changes (philology)" (Meader y Muyskens 1962, 15). Es evidente que el foco de interés no se dirige a la capacidad de adquisición lingüística en sentido chomskiano, sino a aspectos tangibles, como son los órganos implicados en el habla. No obstante, a pesar de las escuetas alusiones a la semántica en la obra (con excepción del capítulo XIV, dedicado al resto de órganos sensoriales y a su importancia en el aprendizaje del habla, que, por otra parte, no estaba presente en la primera edición de la obra), los autores conciben el lenguaje como un proceso holístico que puede dividirse en tres partes, que son las que comprenderían un proyecto en el que cada una tendría un monográfico exclusivo:
1. Una primera que considere la fonética, por sus movimientos motores, tanto en el habla normal como en el habla patológica;
2. otra parte debe hacer referencia a la semántica, ya que hace hincapié en la parte sensorial y referencial del ser humano;
3. y, por último, una que aluda a la hermenéutica y considere la evaluación individual del pasado experiencial, integrando así al sujeto con su entorno.
La última aportación lingüísticamente relevante en la que no se ve sobredimensionado el componente anatómico es la teoría de la emergencia (emergence) del habla. Volvemos a encontrarnos frente a una tesis de centrada en los aspectos relativos a los órganos del aparato fonador (Tabla 4):
Para concluir con el análisis, recopilaremos los tres principios que se aplican sobre el lenguaje y que guían su análisis sobre el lenguaje (Meader y Muyskens 1962, 54-55):
1. "Energy is accepted as the basis of all activity. The nature of energy is, of course, unknown. [...] All processes are accordingly regarded as activities (including transformation) of energy"
2. "Integration. This means merely the interaction of systems of energy. In each integration all the interacting systems undergo changes. In biological phenomena we must consider not only the integrations of organism and surroundings nature, which include other organisms, but also the integrations of parts of the organism with each other"
3. "Emergence. The interaction of systems of energy may take the form of the fusion of such systems (or parts of them) in which case a new system arises which differs quantitavely and therefore in pattern of activity. The evolution of "speech organs" and of their functions is a specific instance of emergence".
4. Recapitulación y conclusiones
El breve recorrido histórico de la biolingüística, supuestamente institucionalizada en 1974, dentro del marco de las conferencias del Centre Royaumont pour une science du homme, no se corresponde con la amplitud de planteamientos teóricos, metodológicos y epistemológicos que se han sucedido en menos de cinco décadas. Asimismo, esta diversidad fluye de manera paralela a la trayectoria lingüística chomskiana, probablemente dependiente de ella, tal y como demuestra la siguiente cita de Boeckx y Grohmann (2007, 3):
It is a tribute to Noam Chomsky's own efforts (as well as the efforts of his associates, such as Eric Lennebertg) to treat linguistics as a natural science, and by doing so help her become one, that the term biolinguisstics is now seen in course titles, workshops, reading groups and so on.
Prueba de ello es el primer texto del norteamericano que hace referencia a aspectos biológicos: la crítica a Skinner (Chomsky 1959). En esta breve reseña plantea su concepción epistemológica, consistente en la caracterización del lenguaje por la presencia de una estructura innata, la determinación genética del proceso de maduración y el estímulo externo; la noción genocentrista desemboca en las nociones de gramática universal y la teoría de la pobreza del estímulo, que serán desarrolladas pormenorizadamente en su segundo modelo (Chomsky 1965).
Aunque más reconocida, si cabe, para la comunidad de investigadores de la biolingüística, es la obra de Lenneberg (1975), considerada uno de los pilares fundamentales del campo de estudios. En el prefacio se mencionan dos obras como iniciadoras de los estudios interdisciplinares lingüística-biología: Die organischen Wurzeln der Lautsprache des Menschen de Naunyn, desactualizada según Lenneberg; y Handbook of Biolinguistics, de relevancia para el uso en el aula, pero carente de un planteamiento teórico definido. La postura teórica del autor es la chomskiana, evidenciada no solo por la mención a Chomsky en la obra y la inclusión en ella de uno de sus textos ("Anexo A: La naturaleza formal del lenguaje"), sino también por el seguimiento de las tesis formalistas de Aspects of the Theory of Syntax en la caracterización lingüística y una oposición explícita al conductismo: "No ha sido sino en la última generación, o en las dos últimas, cuando los conductistas han desafiado abiertamente esta postura, aunque ni siquiera ellos han negado nunca cierta relación última con determinadas capacidades biológicas" (Lenneberg 1975, 18).
No obstante, en nuestro caso, nos encontramos frente a una reestructuración del canon historiográfico debido a que consideramos que las aportaciones del Handbook of Biolinguistics sobrepasan el mero precedente terminológico, como aducen los investigadores, y pueden rastrearse ideas (bio)lingüísticamente relevantes. Para justificar esta tesis partiremos, en primera instancia, de una caracterización de los elementos que permiten vincular el monográfico con la perspectiva biolingüística, en sentido general, como enfoque o disciplina; y, en segunda instancia, explicitaremos las relaciones existentes entre las obras analizadas en este trabajo con el propósito de establecer la serie textual que considere el Handbook of Biolinguistics como parte de este campo de estudios. Por consiguiente, procedemos en este punto a agrupar y exponer las aportaciones del texto a la biolingüística:
1. Definición y caracterización de la biolingüística. La postura de Meader y Muyskens es clara: el lenguaje, como proceso biológico, requiere de un estudio que abarque la interacción tanto del sujeto y sus partes, como del sujeto con su entorno (integración). Este enfoque está vinculado con la ontogenia que defienden tanto Chomsky (1959 y 1965) como Lenneberg (1975) en sus distintas obras, puesto que presuponen que el estudio de la fundamentación biológica lingüística ha de estudiarse a través de los genes, debido a que así era posible justificar una relación entre el carácter innato del lenguaje y la teoría de la pobreza del estímulo, que deriva en el concepto de gramática universal (Longa 2008). El estudio de la adquisición del habla desempeñado por los autores analizados, por consiguiente, se enmarca más dentro de un interés biológico y anatómico que lingüístico, y no exclusivamente centrado en el componente mental y el asociado correlato cerebral.
2. Objeto de estudio. El objeto de estudio de Meader y Muyskens, tal y como se recoge en el anterior punto, no es la expresión del pensamiento, sino el continuo ajuste entre sujeto y medio. No obstante, en el plano lingüístico encontramos un interés mayor por la fonética y los órganos implicados en el proceso de producción (capítulos I, IV, V, VI, XI, XII, XIII y XIV); mientras que los estudios chomskianos,
y de sus seguidores, muestran un mayor interés en el componente cerebral-mental con la preponderancia de la lengua-i frente a la lengua-e desde la Teoría de los Principios y de los Parámetros. Esta diferencia radica en la dicotomía mente-cuerpo: mientras que Chomsky defiende mediante el uso ambiguo de mente/cerebro una supuesta fisiología cognitiva (Mendívil-Giró 2006), Meader y Muyskens abogan por la unificación de ambos componentes y establecer así una relación de igualdad entre ambos en los procesos cognitivo-físicos. Sin embargo, encontramos similitudes entre Lenneberg (1975) y Meader y Muyskens (1962), puesto que ambos dedican varios capítulos a aspectos anatómicos y su posible relación con el lenguaje, y también reconocen la relevancia de los factores ambientales en el proceso de adquisición lingüístico; aunque los segundos muestran una postura más enfática en lo anatómico y lo ambiental.
3. Metodología. Es obvio que el monográfico de estos autores presenta un marcado carácter didáctico, configurando una obra plagada de figuras que representan aspectos anatómicos y celulares, en la línea del interés que les suscita el estudio de los órganos relacionados con el habla, pero carente de aportaciones biológicas y/o lingüísticas relevantes. Así pues, no es comparable con la obra de Lenneberg (1975), que, a pesar de la superación de los modelos teóricos lingüísticos y biológicos que utiliza, sigue siendo ampliamente reconocida por la crítica. Aunque un hecho todavía más importante es el problema patente de la interdisciplinariedad, ya que ellos propugnan una serie de conocimientos enmarcados en las ciencias naturales (Meader y Muyskens 1962, 10), pero las teorías o datos lingüísticos son prácticamente inexistentes a lo largo de la obra, por lo que nos encontraríamos con esa última acepción del término que planteaban Martins y Boeckx (2016): biolinguistics as analogy to biology. Lo que, en palabras de Benítez Burraco (2011, 181), es la tónica general de este tipo de investigaciones: "el hecho de que a la Biolingüística se le presuponga una vocación interdisciplinar (basta considerar su propia denominación) no ha implicado necesariamente que la imbricación entre biolingüística y lingüística haya sido simétrica".
Tras definir los aspectos generales, acometemos las vinculaciones específicas. En la siguiente figura mostramos la serie textual construida a partir del análisis del Handbook of Biolinguistics, donde presentaremos una cadena textual con diversas relaciones de influencia concretadas a partir de tres vectores: el primero (vector 1) explicita la vertiente cualitativa de la recepción (epistemológica y/o metodológica e institucionalizadora)[7], el segundo (vector 2) representa el componente cuantitativo de la recepción, considerando total como un seguimiento completo de las ideas planteadas con respecto a la obra que sirve de influencia, y parcial como la presencia de tanto de similitudes como diferencias en los planteamientos; por último, el tercero (vector 3) alude a la forma en que se ha acudido a la fuente que sirve de influencia, si de forma directa o indirecta, a través de fuentes secundarias y no de la fuente primaria. Esta es la representación gráfica de nuestra serie textual:
1. "Energy is accepted as the basis of all activity. The nature of energy is, of course, unknown. [...] All processes are accordingly regarded as activities (including transformation) of energy"
2. "Integration. This means merely the interaction of systems of energy. In each integration all the interacting systems undergo changes. In biological phenomena we must consider not only the integrations of organism and surroundings nature, which include other organisms, but also the integrations of parts of the organism with each other"
3. "Emergence. The interaction of systems of energy may take the form of the fusion of such systems (or parts of them) in which case a new system arises which differs quantitavely and therefore in pattern of activity. The evolution of "speech organs" and of their functions is a specific instance of emergence".
4. Recapitulación y conclusiones
El breve recorrido histórico de la biolingüística, supuestamente institucionalizada en 1974, dentro del marco de las conferencias del Centre Royaumont pour une science du homme, no se corresponde con la amplitud de planteamientos teóricos, metodológicos y epistemológicos que se han sucedido en menos de cinco décadas. Asimismo, esta diversidad fluye de manera paralela a la trayectoria lingüística chomskiana, probablemente dependiente de ella, tal y como demuestra la siguiente cita de Boeckx y Grohmann (2007, 3):
It is a tribute to Noam Chomsky's own efforts (as well as the efforts of his associates, such as Eric Lennebertg) to treat linguistics as a natural science, and by doing so help her become one, that the term biolinguisstics is now seen in course titles, workshops, reading groups and so on.
Prueba de ello es el primer texto del norteamericano que hace referencia a aspectos biológicos: la crítica a Skinner (Chomsky 1959). En esta breve reseña plantea su concepción epistemológica, consistente en la caracterización del lenguaje por la presencia de una estructura innata, la determinación genética del proceso de maduración y el estímulo externo; la noción genocentrista desemboca en las nociones de gramática universal y la teoría de la pobreza del estímulo, que serán desarrolladas pormenorizadamente en su segundo modelo (Chomsky 1965).
Aunque más reconocida, si cabe, para la comunidad de investigadores de la biolingüística, es la obra de Lenneberg (1975), considerada uno de los pilares fundamentales del campo de estudios. En el prefacio se mencionan dos obras como iniciadoras de los estudios interdisciplinares lingüística-biología: Die organischen Wurzeln der Lautsprache des Menschen de Naunyn, desactualizada según Lenneberg; y Handbook of Biolinguistics, de relevancia para el uso en el aula, pero carente de un planteamiento teórico definido. La postura teórica del autor es la chomskiana, evidenciada no solo por la mención a Chomsky en la obra y la inclusión en ella de uno de sus textos ("Anexo A: La naturaleza formal del lenguaje"), sino también por el seguimiento de las tesis formalistas de Aspects of the Theory of Syntax en la caracterización lingüística y una oposición explícita al conductismo: "No ha sido sino en la última generación, o en las dos últimas, cuando los conductistas han desafiado abiertamente esta postura, aunque ni siquiera ellos han negado nunca cierta relación última con determinadas capacidades biológicas" (Lenneberg 1975, 18).
No obstante, en nuestro caso, nos encontramos frente a una reestructuración del canon historiográfico debido a que consideramos que las aportaciones del Handbook of Biolinguistics sobrepasan el mero precedente terminológico, como aducen los investigadores, y pueden rastrearse ideas (bio)lingüísticamente relevantes. Para justificar esta tesis partiremos, en primera instancia, de una caracterización de los elementos que permiten vincular el monográfico con la perspectiva biolingüística, en sentido general, como enfoque o disciplina; y, en segunda instancia, explicitaremos las relaciones existentes entre las obras analizadas en este trabajo con el propósito de establecer la serie textual que considere el Handbook of Biolinguistics como parte de este campo de estudios. Por consiguiente, procedemos en este punto a agrupar y exponer las aportaciones del texto a la biolingüística:
1. Definición y caracterización de la biolingüística. La postura de Meader y Muyskens es clara: el lenguaje, como proceso biológico, requiere de un estudio que abarque la interacción tanto del sujeto y sus partes, como del sujeto con su entorno (integración). Este enfoque está vinculado con la ontogenia que defienden tanto Chomsky (1959 y 1965) como Lenneberg (1975) en sus distintas obras, puesto que presuponen que el estudio de la fundamentación biológica lingüística ha de estudiarse a través de los genes, debido a que así era posible justificar una relación entre el carácter innato del lenguaje y la teoría de la pobreza del estímulo, que deriva en el concepto de gramática universal (Longa 2008). El estudio de la adquisición del habla desempeñado por los autores analizados, por consiguiente, se enmarca más dentro de un interés biológico y anatómico que lingüístico, y no exclusivamente centrado en el componente mental y el asociado correlato cerebral.
2. Objeto de estudio. El objeto de estudio de Meader y Muyskens, tal y como se recoge en el anterior punto, no es la expresión del pensamiento, sino el continuo ajuste entre sujeto y medio. No obstante, en el plano lingüístico encontramos un interés mayor por la fonética y los órganos implicados en el proceso de producción (capítulos I, IV, V, VI, XI, XII, XIII y XIV); mientras que los estudios chomskianos,
y de sus seguidores, muestran un mayor interés en el componente cerebral-mental con la preponderancia de la lengua-i frente a la lengua-e desde la Teoría de los Principios y de los Parámetros. Esta diferencia radica en la dicotomía mente-cuerpo: mientras que Chomsky defiende mediante el uso ambiguo de mente/cerebro una supuesta fisiología cognitiva (Mendívil-Giró 2006), Meader y Muyskens abogan por la unificación de ambos componentes y establecer así una relación de igualdad entre ambos en los procesos cognitivo-físicos. Sin embargo, encontramos similitudes entre Lenneberg (1975) y Meader y Muyskens (1962), puesto que ambos dedican varios capítulos a aspectos anatómicos y su posible relación con el lenguaje, y también reconocen la relevancia de los factores ambientales en el proceso de adquisición lingüístico; aunque los segundos muestran una postura más enfática en lo anatómico y lo ambiental.
3. Metodología. Es obvio que el monográfico de estos autores presenta un marcado carácter didáctico, configurando una obra plagada de figuras que representan aspectos anatómicos y celulares, en la línea del interés que les suscita el estudio de los órganos relacionados con el habla, pero carente de aportaciones biológicas y/o lingüísticas relevantes. Así pues, no es comparable con la obra de Lenneberg (1975), que, a pesar de la superación de los modelos teóricos lingüísticos y biológicos que utiliza, sigue siendo ampliamente reconocida por la crítica. Aunque un hecho todavía más importante es el problema patente de la interdisciplinariedad, ya que ellos propugnan una serie de conocimientos enmarcados en las ciencias naturales (Meader y Muyskens 1962, 10), pero las teorías o datos lingüísticos son prácticamente inexistentes a lo largo de la obra, por lo que nos encontraríamos con esa última acepción del término que planteaban Martins y Boeckx (2016): biolinguistics as analogy to biology. Lo que, en palabras de Benítez Burraco (2011, 181), es la tónica general de este tipo de investigaciones: "el hecho de que a la Biolingüística se le presuponga una vocación interdisciplinar (basta considerar su propia denominación) no ha implicado necesariamente que la imbricación entre biolingüística y lingüística haya sido simétrica".
Tras definir los aspectos generales, acometemos las vinculaciones específicas. En la siguiente figura mostramos la serie textual construida a partir del análisis del Handbook of Biolinguistics, donde presentaremos una cadena textual con diversas relaciones de influencia concretadas a partir de tres vectores: el primero (vector 1) explicita la vertiente cualitativa de la recepción (epistemológica y/o metodológica e institucionalizadora)[7], el segundo (vector 2) representa el componente cuantitativo de la recepción, considerando total como un seguimiento completo de las ideas planteadas con respecto a la obra que sirve de influencia, y parcial como la presencia de tanto de similitudes como diferencias en los planteamientos; por último, el tercero (vector 3) alude a la forma en que se ha acudido a la fuente que sirve de influencia, si de forma directa o indirecta, a través de fuentes secundarias y no de la fuente primaria. Esta es la representación gráfica de nuestra serie textual:
La primera de las relaciones que analizaremos es la que establece entre Neodarwinismo y Einstein con HB (Handbook of Biolinguistics), cuyos vectores se concretan en ambos casos como epistemológico y metodológico, total y directo. Fundamentalmente, la influencia de ambos elementos sobre la obra analizada es indispensable no solo para la metodología, inserta en el paradigma genocentrista dominante en la época, sino también para la propia consideración del lenguaje como un elemento holístico, producto continuo del ajuste entre entorno y sujeto, dos sistemas que se regulan a través de la noción de relatividad.
La influencia de canon (el conjunto de las obras analizadas en la Tabla 2) sobre HB se define como institucionalizadora y parcial, puesto que sirve únicamente como justificación para defender la importancia de estudios lingüísticos desde las ciencias naturales, e indirecta, ya que, mayoritariamente, se alude a conjuntos de obras o autores, por lo que, sin estudios más específicos sobre el canon histórico interno y las escuetas alusiones a las fuentes, no podemos aventurarnos a definir este vector de otra forma.
La tercera relación, HB-Lenneberg, se ha llevado a cabo a lo largo de todo el trabajo mediante el establecimiento de comparaciones, pero la definiremos con más detenimiento en este punto. Los vectores se concretan como epistemológico y metodológico, ya que, en sentido amplio, ambos tratan fundamentos biológicos del lenguaje desde un enfoque neodarwinista; parcial, al no existir un acuerdo total entre ambas posturas, elementos que definiremos a continuación; y directo, puesto que encontramos una alusión directa al contenido de la obra en el prefacio, como hemos adelantado en apartados anteriores.
Encontramos, por otra parte, diferencias que nos hacen definir el vector cuantitativo como parcial y no total. La primera de ellas, como anticipábamos, es la crítica a un estudio exclusivamente anatómico, rasgo fundamental de la obra de Meader y Muyskens (1962), y la defensa de una metodología comparativa para caracterizar los rasgos diferenciadores de los humanos frente a otras especies:
Aunque la anatomía es una materia fascinante y su inclusión en un libro como el presente no requiere ninguna apología, al mismo tiempo existe el peligro de malinterpretar su papel en este lugar. La descripción de los órganos humanos del habla no conduce a la comprensión del origen del lenguaje [...] ni proporciona ninguna explicación de la capacidad del hombre para el lenguaje. [...]
Nuestra aproximación estará basada sobre estudios comparativos. Nos gustaría demostrar peculiaridades morfológicas del hombre comparando todas las estructuras relevantes para el habla con sus homólogas en los póngidos (es decir, los grandes antropoides: el chimpancé y el gorila, que son nuestros parientes más próximos, y el orangután). Siempre que podamos, también haremos referencia a los gibones, redondeando así la imagen de los homínidos (Lenneberg 1975, 55-56).
La segunda es de carácter teórico, y es que, debido a factores cronológicos —la posterioridad de las tesis chomskianas—, el modelo teórico lingüístico es diferente en ambas obras. Lenneberg (1975, 436-437) muestra un especial interés, en la misma línea que Chomsky (1965), por los factores innatos del lenguaje en el ser humano frente a la investigación centrada en la producción del habla, como realizaban Meader y Muyskens:
El mejor modo de ver la relevancia de esto [el estudio de los mecanismos innatos] para el lenguaje es omitir el problema del habla y de la producción motora y enfocar la comprensión del lenguaje como una forma especial de reconocimiento de estructuras. [...]
Con respecto al lenguaje, nos gustaría conocer con qué margen se halla definida la matriz biológica. Esto es en su totalidad una cuestión empírica, y el objetivo no es averiguar si el ambiente es necesario (claramente lo es) y ni siquiera cuánto o en qué contribuye el desarrollo del lenguaje (las respuestas son casi demasiado obvias para dedicarles mucha atención); el único problema que aquí es completamente interesante es descubrir el margen de posibles alternativas a los modos comunes de organización interna para el procesamiento del lenguaje. En el presente, sólo disponemos de indicios indirectos (los universales lingüísticos, la edad común para el aprendizaje y una estrategia universal para la adquisición del lenguaje), y éstos señalan hacia una gran especificidad de la matriz subyacente.
En siguiente lugar, es significativa la ausencia de influencia entre HB y Chomsky, pero las razones que nos llevan a no definir ningún vector son claras. No existe ningún tipo de alusión a la obra de forma explícita, pero tampoco ninguno de sus postulados nos induce a considerar que se ha utilizado para la conformación de sus teorías, puesto que el interés por el habla de Meader y Muyskens es contrario al interés que manifiesta el lingüista por el componente mental. Tampoco consideramos que se pueda tratar de una influencia de carácter metodológico, ya que, como hemos anticipado, las primeras obras de Chomsky hacían referencia de forma abstracta a los fundamentos biológicos del lenguaje a través del paradigma neodarwinista, sin valerse de los métodos propios de esa ciencia; mientras que Meader y Muyskens, por otro lado, prácticamente no aludían a datos lingüísticos, sino, fundamentalmente, a aspectos anatómicos y fisiológicos. En lo relativo al desconocimiento, u omisión, de la obra de Meader y Muyskens, aportamos la siguiente cita:
Me gustaría decir unas pocas palabras sobre lo que ha dado en llamarse "la perspectiva biolingüística" que comenzó a conformarse hace medio siglo en discusiones de unos cuantos licenciados que estaban muy influidos por los desarrollos de la biología y las matemáticas en los primeros años de la posguerra [...].
Uno de tales licenciados era Eric Lenneberg, cuyo estudio pionero, Biological Foundations of Language, sigue siendo básico en este campo. Para entonces estaba en marcha un considerable intercambio, incluyendo seminarios interdisciplinares y conferencias internacionales. La de mayores alcances, en 1974, se llamó por primera vez, "Biolingüística" (Chomsky 2006, 57-58).
Por último, la influencia epistemológica y metodológica, total y directa de Chomsky-Lenneberg queda demostrada por el seguimiento de los postulados innatistas y formalistas para la definición y estudio del lenguaje. La autoría de uno de los anexos de la obra de Lenneberg y las citas a Chomsky en los capítulos relativos a la caracterización del lenguaje indican, de una forma inmanente, la relación entre ambos investigadores.
A modo de conclusión, consideramos haber demostrado, mediante los datos aducidos y la aplicación de los instrumentos metodológicos, la necesidad de incluir el Handbook of Biolinguistics como uno de los hitos constitutivos de la biolingüística, si bien es cierto que desde una postura que no permite su entrada dentro del paradigma chomskiano imperante en los inicios de estas investigaciones. Aun con todo, no solo es un antecedente del interés por explicar el lenguaje por medio de la biología, sino que además puede aportar datos historiográficamente relevantes para la reconstrucción de la serie textual que recopile las distintas influencias y precedentes presentes en la cadena textual desde Grecia Antigua hasta la actualidad.
Referencias bibliográficas
Fuentes primarias
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Zamorano Aguilar, Alfonso. 2010. "Teoría del canon y gramaticografía. La tradición española de 1750 a 1850". En: Gaviño Rodríguez, Victoriano & Durán López, Fernando (eds.), Gramática, canon e historia literaria (1750 y 1850). Madrid: Visor, 421-466.
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[1] En este trabajo seguiremos la edición revisada de 1962 en lugar de la primera de 1950, puesto que, en palabras de los autores, se trata fundamentalmente de una reimpresión con la adición del capítulo XIV (titulado "The Role of Hearing, Vision, and Other Senses in the Learning of Speech").
[2] La distribución es la siguiente:
[3] Durante el ciclo de conferencias organizado por Piattelli-Palmarini en 1974, que es considerado como uno de los hitos institucionalizadores de la disciplina, se utiliza el término biolinguistics, cuyo uso previo, como aducen Boeckx y Martins (2016), probablemente fuese desconocido para el italiano.
[4] No es objeto de estudio de este trabajo debatir sobre si la biolingüística posee, o no, inmanencia epistemológica, puesto que no es relevante para el tema que acometemos. Una primera aproximación en torno a este aspecto se llevó a cabo en González Jiménez (2019).
[5] El texto de referencia según Haβler (2002, 562), texto base en la nomenclatura de Zamorano Aguilar (2013), es "un texto que por razones diversas ha llegado a ser el representante típico de una serie y se considera muchas veces como el punto de partida de un discurso".
[6] Seguiremos la edición de la obra traducida al español de 1975 en lugar de la original de 1967.
[7] A pesar de que en la introducción de este trabajo destacábamos el reconocimiento de la obra, por parte de los historiadores de la biolingüística, como un precedente terminológico, no lo consideraremos dentro de la serie textual completa del enfoque/de la disciplina puesto que pretendemos justificar aportaciones novedosas que doten al monográfico de una relevancia mayor en sus coordenadas espaciotemporales.
[2] La distribución es la siguiente:
- El primer sentido (biolinguistics as generative linguistics) se corresponde con la identificación del movimiento teórico con el enfoque biolingüístico, concretamente con el modelo reglar y la lingüística cartesiana, donde únicamente se menciona el componente biológico, pero no se define.
- El segundo sentido (biolinguistics as minimalism) corresponde al seguimiento de The Minimalist Program como modelo epistemológico y metodológico.
- El tercero (biolinguistics as chomskyan linguistics) es la explicitación de la canonicidad de Chomsky dentro de los estudios biolingüísticos, puesto que se considera que los textos chomskianos son definitorios de las vías, métodos y objetos de estudio.
- El último (biolinguistics as the study of FLN) se corresponde con la publicación de Hauser, Chomsky y Fitch (2002) en la que diferenciaban entre Faculty of Language in Narrow Sense, sistema recursivo exclusivamente humano, y Faculty of Language in Broad Sense, no exclusivamente humano.
[3] Durante el ciclo de conferencias organizado por Piattelli-Palmarini en 1974, que es considerado como uno de los hitos institucionalizadores de la disciplina, se utiliza el término biolinguistics, cuyo uso previo, como aducen Boeckx y Martins (2016), probablemente fuese desconocido para el italiano.
[4] No es objeto de estudio de este trabajo debatir sobre si la biolingüística posee, o no, inmanencia epistemológica, puesto que no es relevante para el tema que acometemos. Una primera aproximación en torno a este aspecto se llevó a cabo en González Jiménez (2019).
[5] El texto de referencia según Haβler (2002, 562), texto base en la nomenclatura de Zamorano Aguilar (2013), es "un texto que por razones diversas ha llegado a ser el representante típico de una serie y se considera muchas veces como el punto de partida de un discurso".
[6] Seguiremos la edición de la obra traducida al español de 1975 en lugar de la original de 1967.
[7] A pesar de que en la introducción de este trabajo destacábamos el reconocimiento de la obra, por parte de los historiadores de la biolingüística, como un precedente terminológico, no lo consideraremos dentro de la serie textual completa del enfoque/de la disciplina puesto que pretendemos justificar aportaciones novedosas que doten al monográfico de una relevancia mayor en sus coordenadas espaciotemporales.