M.ª Ángeles García Aranda
La Biblioteca Virtual de la Filología Española diez años después*
1. Origen de la BVFE: Manuel Alvar Ezquerra y los diccionarios del español
El nacimiento de la Biblioteca Virtual de la Filología Española (a partir de ahora BVFE[1]) está ligado al interés por los diccionarios del español de Manuel Alvar Ezquerra, su creador. En 2014, cuando explicaba por primera vez cómo había surgido la BVFE[2], afirmaba que
Como no es difícil de imaginar, la BVFE no surge de la nada o porque sí; sin embargo no resulta fácil recordar cómo fue anidando en mi cabeza la idea que me ha movido a su realización, ni cuál fue el momento exacto en el que comencé las búsquedas.
Al hablar de la historia de la lexicografía española ha sido un lugar común, por lo repetido, que la historia de nuestros diccionarios está por hacer, lo cual sigue siendo cierto, pero con abundantes trabajos sobre repertorios de todas las épocas, y panoramas más o menos amplios sobre conjuntos de obras o periodos determinados (Alvar Ezquerra 2016: 17).
Entre esas aportaciones a la historia de los diccionarios del español, se encuentra el trabajo sobre los repertorios hispano-latinos de Bartolomé Bravo que Manuel Alvar Ezquerra publicó en 2010 y que resultó el germen de la primera base de datos en la que fue almacenando los primeros repertorios lexicográficos, sus datos de edición e impresión y los enlaces a las obras que estaban digitalizadas. En ese año y tras diferentes contactos con los responsables de la biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid, se abrió al público la primera versión de la página web de los BVFE con unos 400 registros. En 2011 y corregidos los primeros errores, el corpus de la BVFE ascendía a 800 registros lexicográficos, lo que supuso un gran empuje que desembocó en la concesión de la primera ayuda ministerial al proyecto. La BVFE era una realidad (v. Alvar Ezquerra 2016, 2017 y 2019a, Alvar Ezquerra & Miró Domínguez 2013; Calero Hernández & Fernández de Gobeo & Peña Arce 2018; Cazorla Vivas & García Aranda 2018; García Aranda 2020; García Aranda 2021; García Aranda & Peña Arce 2019; Peña Arce & García Aranda 2021).
2. Primeros años (2010-2014)
Los primeros años de existencia de la BVFE se centraron en, por un lado, incorporar nuevos registros a la base de datos inicial y, por otro, corregir los errores que daban los enlaces URL.
Si bien la BVFE había nacido con el deseo de recopilar todos los repertorios léxicos digitalizados en la red y que fuesen de libre acceso, las búsquedas mostraron que este criterio inicial debía ampliarse, pues no solamente la BVFE debía alojar diccionarios del español o diccionarios compuestos por españoles sobre otras lenguas (sobre todo del latín en el siglo XV y comienzos del siglo XVI o de las lenguas amerindias y de Filipinas), sino también otros repertorios como glosarios o vocabularios; recopilaciones de refranes o locuciones; tratados sobre diferentes aspectos semánticos, lexicológicos y lexicográficos; plantas de los diccionarios académicos; discursos de ingreso sobre cuestiones léxicas[3] y, en general, cualquier obra que tuviera como protagonistas a la lexicografía o a la lexicología[4].
Durante esos primeros años, la BVFE alcanzó los 2200 enlaces a títulos lexicográficos, enlaces no obras, pues la misma obra podía estar digitalizada en diferentes centros o cada uno de sus tomos o volúmenes podía estar digitalizado de manera independiente. En aquellos momentos, Manuel Alvar afirmaba tener otros 1500 enlaces más en la base datos a la espera de poder ser cargados en la página web, de manera que
Cuando todo ello esté disponible para quienes consulten la recopilación, serán casi 1500 las referencias a obras monolingües (en la actualidad hay 700). Entre los bilingües serán unos 310 para el inglés (ahora son 160), para el francés no llegarán a 440 (de los que ya se pueden consultar casi 350), para el italiano serán menos, 166 (de ellos 100 ya están disponibles), con el latín tendremos 285 (de los que se pueden ver 215), 66 para el alemán (ahora son 25), 21 para el portugués (casi todos ellos disponibles, 20), 13 para el flamenco (hoy se pueden ver 11), etc. Además, serán 54 repertorios bilingües con el catalán (48 disponibles en la actualidad) y 50 con el vasco (tenemos ya 40). Bien es cierto que en el caso de estas lenguas, como en el de otras, son ciertamente abundantes las obras trilingües con el francés, que vendrían a acrecentar esas cifras (Alvar Ezquerra 2016, 25).
Según sus pronósticos de aquel momento, además, las obras sobre lenguas amerindias y filipinas superaban los doscientos ejemplares, cifra que se repartía así: 50 sobre el nahua, 26 sobre el quechua, 24 sobre el tagalo, 22 sobre el mapuche, 16 sobre el chibcha, 13 sobre el guaraní, 10 sobre el ibanag, 8 sobre el tarasco, sobre el quiché y sobre el iloco o 6 con el pampango. Ya quedó claro en aquellos momentos que las lenguas recopiladas en la BVFE iban a ser una de las grandes riquezas del repositorio.
En cuanto a la tipología lexicográfica que recogía la BVFE, quedaba también patente que en este repositorio se iban a poder consultar diccionarios, glosarios, vocabularios, tesoros, léxicos, enciclopedias, nomenclaturas, plantas de diccionarios, tratados de lexicografía, recopilaciones/colecciones de refranes/aforismos/proverbios, calepinos, catálogos, discursos académicos, compendios, prontuarios, silvas, ramilletes o florilegios de muy diversa consideración. El corpus de los materiales lexicográficos era enormemente heterogéneo y podía ser ordenado a partir de diferentes criterios (y teniendo en cuenta que todo diccionario, según los criterios que se consideren, puede pertenecer a varias clases): diccionarios lingüísticos/diccionarios enciclopédicos; (número de lenguas) repertorios monolingües/bilingües/multilingües, sobre los que Manuel Alvar Ezquerra (2016, 25) afirmaba que
solamente con las cifras de los repertorios bilingües con las lenguas europeas podríamos hacer ricos comentarios sobre la evolución de la historia de la lexicografía con el español, de la enseñanza de lenguas, de la presencia de una u otra, etc., la relevancia del español en el concierto lingüístico a lo largo de los siglos, etc. A todo ello cabe añadir los más de 500 diccionarios multilingües (ahora son 320), de ellos casi 300 con cuatro lenguas o más (ahora no llegan a la mitad).
(Perspectiva temporal) diccionarios etimológicos; (material léxico registrado) diccionarios generales/diccionarios restringidos, selectivos, particulares, especiales o restrictivos (diatópicos, diastráticos)/diccionarios críticos y burlescos/diccionarios de sinónimos/diccionarios especializados o terminológicos; (densidad de la microestructura) diccionarios con citas, con ejemplos y con ilustraciones; (criterio purista) diccionario normativos/diccionarios descriptivos/diccionarios de uso; (eje sintagmático/eje paradigmático) diccionario de construcción y régimen/diccionarios fraseológicos, diccionarios de locuciones y modismos/diccionarios de refranes/refraneros; (ordenación) diccionarios semasiológicos/diccionarios onomasiológicos; (naturaleza pedagógica) diccionarios pedagógicos/diccionarios escolares; (extensión y formato del inventario) diccionarios breves o concisos/diccionarios manuales/diccionarios de bolsillo/diccionarios de faltriquera.
En suma, un corpus que puede ayudar en la elaboración de una historia de nuestros diccionarios, de una historia de los materiales compuestos para la enseñanza de nuestra lengua e, incluso, puede ser de gran utilidad para la metalexicografía o lexicografía teórica, pues el análisis detallado del corpus lexicográfico de la BVFE evidencia la necesidad de replantearse cuestiones relativas a la estructura de los diccionarios, a su tipología, a su finalidad o a la metodología de su elaboración.
Los registros lexicográficos incluidos en aquella primera fase, por otro lado, mostraban que los repertorios del español o sobre el español se habían impreso y compuesto en numerosas ciudades españolas, europeas, americanas, filipinas y hasta singapurenses. En lo relativo a la cronología, la primera compilación que recogía la BVFE era el Catholicon, seu Vocabularius universalis et prosodia vel grammatica de Giovanni Balbi[5], texto en latín que se incluyó en el repositorio por "la importancia que tiene en la historia de la imprenta y de la lexicografía" (Alvar Ezquerra 2016, 26) y el primer repertorio con el español correspondía a las "Dictiones quae per arte sparguntur" que se encontraban al final de las Introductiones latinae de Antonio de Nebrija[6].
La distribución por etapas de los repertorios registrados —cargados y a la espera— anticipaba las cifras que se consolidarían con el paso del tiempo: 32 ejemplares eran anteriores a 1500, más de 250 correspondían al siglo XVI, 380 se habían compuesto durante el siglo XVII, más de 700 eran del siglo XVIII, casi 2000 correspondían a la centuria decimonónica y algo más de 300 eran del siglo XX.
En cuanto a las consultas, los primeros años de funcionamiento de la BVFE (especialmente a partir de julio de 2011) mostraban el éxito del repositorio, pues en los dos primeros años de vida (2011-2013) la cantidad de entradas ascendía a 522 292, unas 21 700 mensuales, que, en 2014, llegaron a las 37 000. En esta primera fase las visitas fueron 1 005 003, cantidades "que nos parecen extraordinarias, pese a lo insignificantes que puedan resultar en el inmenso océano de la red, pero no podemos olvidar el carácter especializado de nuestra recopilación" (Alvar Ezquerra 2016, 27).
2.1 La forma de trabajar
La metodología que se sigue en la BVFE ha variado poco con el paso del tiempo. Desde el principio se diseñó una lista de palabras que se buscan en los catálogos de bibliotecas y repositorios para obtener los ejemplares de las obras lingüísticas digitalizados en ellos (gramática/grammatica/grammaticae/grammar, tesoro/
thesaurum, nomenclatura/nomenclátor, diccionario/dictionario/dictionnaire, ortografía/orthographia, glosarium). Una vez localizadas las obras, es necesario anotar el título exacto, autor, fecha, editor, ciudad, si es una obra completa o una parte de otra obra más amplia, signatura, procedencia del ejemplar y enlace.
En el caso de las búsquedas en catálogos de bibliotecas, la localización es sencilla, pues los registros suelen ir acompañados de la información bibliográfica que proporciona el propio catálogo. En otros casos, hay que prestar más atención y cuidado; así, por ejemplo, en "Google books", donde se encuentran numerosos ejemplares digitalizados tanto en España como en el mundo, es necesario copiar la URL y mirar en "Acerca de este libro" para conocer la procedencia del original y poder así incorporar la signatura del ejemplar.
Junto a estos datos y dados los resultados de las búsquedas en los primeros años, se vio necesaria una implementación en la información que ofrecía la BVFE, a saber, las lenguas contenidas en los repertorios, pues no siempre aparecen reflejadas en el título. La tarea no fue sencilla y "en algún caso son tantas las variedades lingüísticas recogidas que no había espacio suficiente en los campos diseñados al efecto, como nos ocurre con las más de 40 del repertorio multilingüe de Hieronymus Megiser (1613), o el de Philipp Andreas Nemnich (1793-1795)" (Alvar Ezquerra 2016, 25). Aunque en un primer momento no se pudo poner a disposición de los usuarios la consulta por número o tipo de lenguas, el cambio de servidor y las mejoras que ello conllevó permitieron integrarla en la segunda fase del proyecto.
Además de la Biblioteca Nacional de España, de los repositorios del Ministerio de Cultura y Deporte (Hispana y la Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico), de las bibliotecas universitarias españolas, de las bibliotecas provinciales españolas, de las bibliotecas de centros religiosos (Montserrat, Santuario de Loyola, Seminarios), de las bibliotecas de las Reales Academias, de las bibliotecas nacionales europeas, de las bibliotecas universitarias norteamericanas o de repositorios como Europeana, Hathi Trust, Internet Archive y Digital Public Library of America, se han rastreados los fondos de bibliotecas sudamericanas y australianas, así como los fondos de otros repositorios menos conocidos: la Biblioteca Central Militar del Ministerio de Defensa, la Biblioteca del Instituto Práxedes Mateo Sagasta (Logroño), la Bibliotheca Virtual Sefarad, el Centre Excursionista de Catalunya, el Colegio de Abogados de Madrid, la Fundación Juanelo Turriano, el Museo de América o el Instituto de Enseñanza Secundaria Cardenal Cisneros, por poner solo unos ejemplos.
2.2 Las dificultades y los inconvenientes de la BVFE
El aumento de registros de la BVFE trajo algunas dificultades que hubo que resolver prácticamente desde el principio. Por una parte, era necesario comprobar constantemente las direcciones electrónicas de los ejemplares digitalizados, pues, en algunos casos, cambian y dejan de funcionar los enlaces a los que daba acceso el repositorio:
Desde muy pronto pude darme cuenta de ello, pues la barra de acceso que presenta el navegador no siempre es la de la URL de la obra. Ignorante de ello, había copiado sin más las primeras en los ejemplares de la Biblioteca Nacional de España, y pasados los meses comprobé que no permitían acceder a las obras […]. Situaciones similares han venido sucediendo con otras bibliotecas, y siguen ocurriendo, pues se cambian los servidores, se actualizan los sistemas, etc. (Alvar Ezquerra 2016, 22).
Ello suponía realizar comprobaciones que exigían la consulta periódica de los enlaces para verificar que los enlaces funcionaban sin problema. Una tarea tediosa que solo podía realizarse manualmente. También en aquellos primeros años, Manuel Alvar Ezquerra (2016, 23-24) descubrió que las búsquedas en determinadas bibliotecas (sobre todo las de universidades americanas) eran especialmente confusas y engorrosas, pues los catálogos no siempre eran independientes (estaban asociados por diversos convenios), lo que exigía la verificación a través de la consulta de los ficheros de todos los fondos. Así explicaba el desánimo que conllevaba a veces la búsqueda de un ejemplar: "si a eso añadimos que buscando algo en concreto nos lleva a otro lugar y de ahí saltamos a otro y a otro, hasta el punto de que, con frecuencia, perdemos el hilo que nos había conducido a la página en que nos encontramos, sabremos de lo tedioso de las pesquisas y lo lento que resulta por las pérdidas de tiempo en explorar nuevas vías, en comprobar lo que tenemos delante, etc.".
Por otra parte y ante los errores en algunas catalogaciones, se puso de manifiesto que era imprescindible un riguroso examen de la información proporcionada por las bibliotecas antes de incluir los ejemplares en el repositorio de la BVFE. Así, por ejemplo, Manuel Alvar Ezquerra (2015a) comprobó que el manuscrito conservado en la Biblioteca Nacional de España del Arte para fabricar, fortificar, y apareiar naos de gverra, y merchante (1611) de Tomé Cano estaba mal catalogado, pues aparecía como autor "Juan Álvarez de Mármol", escribano de cámara del rey que firmó la tasa, y bajo el título Diálogos sobre la navegación antigua y la fabricación de navíos, con un vocabulario marítimo, primeras palabras del texto de Cano (falto de portada).
Del mismo modo, Jaime Peña Arce, al trabajar con el registro del Arte breve para aprender con alguna facilidad la dificultosa lengua otomí. Contiene algunas reglas, la doctrina, ministración de sacramentos, un bocabulario y otras cosas curiosas, más conocido como Luces del otomí o gramática del idioma que hablan los indios otomíes en la República Mexicana (1770), descubrió que la obra no era anónima, como constaba, sino que su autor era el jesuita aragonés Antonio de Ágreda (1714-1785) (https://www.bvfe.es/es/autor/9170-agreda-antonio-de.html).
3. De 2015 a 2020: la consolidación de la BVFE
Los últimos meses de 2014 fueron decisivos para el futuro de la BVFE. Por un lado, por la migración de la BVFE a una web independiente sostenida por la empresa de Servicios lingüísticos y desarrollo de bases de datos médicas y académicas Stílogo (www.bvfe.es) y, por otro, por la ampliación de los materiales que contenía. Era el inicio de la consolidación del repositorio.
La Biblioteca Complutense, pese a que había realizado un trabajo excelente hasta la fecha, no podía atender las necesidades que iba exigiendo un portal como el de la BVFE. El aumento de registros y las perspectivas de futuro que se planteaban hacían imprescindible una mejora de las posibilidades de consulta y del acceso a los usuarios, lo que podía resolverse con una nueva página web.
Desde 2015, la página web de la BVFE mejoró considerablemente, tanto en su presentación formal (más clara y útil) como en los patrones de búsqueda, pues se habilitaron nuevas opciones: 1) por autor, de manera que se podía acceder a todas las obras de un mismo creador; 2) por lengua, una o varias, posibilidad que hasta ese momento era solo interna; 3) por tipo de texto, en cuatro grandes categorías: diccionarios, gramáticas, ortografía y diálogos; 4) por periodo cronológico ("exactamente", "antes de", "después de"); 5) por datos de impresión ("impresor/editor", "lugar de impresión") o 6) por "ejemplar", esto es, por su localización.
Y es que aprovechando la migración a la nueva ubicación y teniendo en cuenta que a los diccionarios se habían sumado otras muchas obras lingüísticas en los meses anteriores, se añadieron nuevas categorías:
a) las gramáticas de la lengua (española o no), obras de gramática histórica, historia de la lengua, manuales de enseñanza de lenguas, programas de asignaturas y convocatorias de exámenes, etc.
b) los manuales de ortografía, ortología, prosodia, métrica, etc.
c) las obras en que se contienen diálogos, coloquios, frases, conversaciones, etc., de interés lingüístico, especialmente gramatical y para la enseñanza y aprendizaje de lenguas.
En 2015, cuando la BVFE toma su forma actual, contaba con unos 2400 registros correspondientes a gramáticas y obras similares, con unos 450 de tratados ortográficos, con unos 190 diálogos y conversaciones y con más de 3000 diccionarios, esto es, la "BVFE se echaba a caminar en la nueva andadura con más de 6300 registros, casi el triple de los que había la víspera en la web que abandonamos" (Alvar Ezquerra 2017, 450). Un año después, en 2016, los registros de repertorios lexicográficos sumaban 4021, los tratados gramaticales 2925, los ortográficos 515 y los diálogos 257, es decir, había en libre acceso 7718 registros. El número de visitas fue de 47 233 de 20 057 visitantes distintos en 2015 y de 62 418 de 61 460 visitantes en 2016. Un ritmo de trabajo que estábamos dispuestos a mantener los años siguientes.
Junto a las nuevas obras lingüísticas, se decidió añadir, para realzar el contenido de la BVFE, las fichas biobibliográficas de cada uno de los autores que estaban contenidos en el repositorio. Esa ficha suele estructurase en tres partes bien diferenciadas: la primera está dedicada a los principales datos biográficos de la persona con un breve comentario sobre su producción, en especial la de carácter lingüístico; la segunda recoge las primeras ediciones de cada una de sus obras, independientemente de que estén recogidas o no en la BVFE, así como otras ediciones que, por alguna razón, resulten interesantes; la tercera recopila la bibliografía sobre la vida y la obra del autor.
Estas fichas biobibliográficas son redactadas por los miembros del equipo de investigación, por los miembros del equipo de trabajo y por numerosos colaboradores de universidades españolas, europeas y americanas que aparecen en la sección "redactores de fichas biobibliográficas" de "¿Quiénes somos?" (https://bvfe.es/es/quienes-somos-bvfe-biblioteca-virtual-filologia.html), esto es, cada ficha aparece firmada por su autor o autores.
En 2017, año en que se hace el primer recuento de la progresión de las fichas biobibliográficas, la cifra total alcanzaba los 450 autores de un total de 1630, número realmente significativo, por más que no alcanzase sino a la cuarta parte de los autores de aquel momento. A comienzos de 2019, las fichas biobibliográficas eran 642 y ese aumento se debía al trabajo constante y continuo de los colaboradores de la BVFE.
De 2018 a 2020, la BVFE ha seguido creciendo: ha aumentado sus registros, ha mejorado la página web y ha corregido errores. El trabajo continuado en la BVFE y el cumplimiento de cada uno de los objetivos propuestos hacían que a comienzos de 2018 la BVFE tuviera 10 313 registros, en los inicios de 2019 alcanzara los 10 700 y en los primeros meses de 2020 llegara a los 11 000 (4650 diccionarios y repertorios lexicográficos, 3657 gramáticas y tratados de contenido gramatical, 626 ortografías y ortologías y 434 diálogos). De los 1630 autores de 2017 se pasó a 1907, y de las 450 fichas bibliográficas redactadas de aquel año se pasó a las 1200.
Las mejoras de la página web se materializaron en varios aspectos: 1) se incluyeron parámetros incluyentes y excluyentes en las búsquedas avanzadas; 2) se introdujeron filtros de ordenación "ascendente/descendente" de los resultados obtenidos en las búsquedas para todos los criterios utilizados (por autor, por título, por fecha, por impresor, por lugar de impresión o por biblioteca); 3) se tradujo al inglés la interfaz de la BVFE (https://bvfe.es/en/); 4) se consiguió un ISSN (2659-9112) o identificación internacional para la web de BVFE.
En estos tres años, además, se ha seguido trabajando en los componentes de defensa de la BVFE para protegerla de los ataques que sufre permanentemente de robots y mecanismos que desean acceder de forma ilícita a ella y en el aumento de espacio en el servidor para optimizar su funcionamiento para impedir ralentizaciones y bloqueos. Así mismo, la BVFE ha exigido la continua comprobación y corrección de datos, especialmente en aquellos casos en que se producen fallos en los enlaces a las obras, debidos normalmente a los cambios en los sistemas de las bibliotecas como ya se ha señalado.
En este periodo también se ha creado un boletín mensual con las novedades concernientes a la BVFE que se envía a través de las cuentas de correo electrónico de todos los usuarios suscritos y a través de las redes sociales @BibliotecaBVFE en Twitter y en https://www.linkedin.com/in/bvfe-biblioteca-virtual-de-la-filolog%C3%ADa-espa%C3%B1ola-1a555910b.
Como reconocimiento al trabajo que se realiza desde hace más de diez años en la BVFE y a la utilidad que supone para los usuarios, en septiembre de 2020 la BVFE fue galardonada con el primer premio en el área de Ciencias y Humanidades del V Premio de Transferencia de Tecnología y Conocimiento de la Universidad Complutense de Madrid por el proyecto titulado "Biblioteca virtual de la filología española. Una herramienta para la sociedad" (https://www.ucm.es/otri/cultura-cientifica-premio-transferencia-tecnologia-y-conocimiento).
3.1 Los trabajos derivados de la BVFE
En estos años, los miembros del equipo de la BVFE han presentado en reuniones científicas y han publicado en revistas y volúmenes colectivos diferentes trabajos de investigación salidos de sus tareas diarias en el repositorio. Así, por ejemplo, en 2014, Manuel Alvar Ezquerra dedicó un artículo al Campano ilustrado. Diccionario castellano enciclopédico del P. Manuel González de la Rosa (1891), repertorio basado en el Diccionario general abreviado de Lorenzo Campano (1876); la investigación surgió de sus pesquisas para la ficha biobibliográfica de González de la Rosa (pendiente de publicación). En ese mismo año vio la luz otro trabajo dedicado al desconocido Vocabulario del idioma de los habitantes de Nutka. En 2015 y "como consecuencia de las tareas de búsqueda y clasificación de ejemplares que llevo a cabo de modo constante para la Biblioteca Virtual de la Filología Española (BVFE, <www.bvfe.es>)" (2015b: 194), dedicó un trabajo a la nomenclatura con el italiano inserta en la inédita Gramática de la lengua italiana de Lorenzo Hervás y Panduro. En 2018, se ocupó de un desconocido Vocabulario flamenco de principios del siglo XVII, del Diccionario enciclopédico de la lengua castellana (1895) y del Diccionario de la lengua castellana extractado del Diccionario enciclopédico y de otros escritores españoles y americanos (1897) de Elías Zerolo, Miguel de Toro y Gómez y Emiliano Isaza (1895). Y en 2019 analizó el Primer diccionario general etimológico de la lengua española (1880-1883) de Roque Barcia.
Gracias a la BVFE también se han podido escrutar los materiales lingüísticos impresos en Alcalá de Henares durante el siglo XVI (27 registros) con el fin de mostrar el momento en que se encuentra la digitalización de obras complutenses (Calero Hernández, Fernández de Gobeo & Peña Arce 2018).
Del mismo modo, se analizó exhaustivamente la presencia de Antonio de Nebrija a través de los 292 registros con que contaba en la BVFE, con lo que se pudieron mostrar los periodos cronológicos más fructíferos, la tipología textual presente en el repositorio (Introductiones latinae, Diccionario latino-español, Vocabulario español-latín, Gramática castellana, "Lexicon seu parvum vocabularium", repetitio, ortografía), las ciudades y los impresores que se encargaron de la obra nebrisense o los principales traductores, adaptadores y compiladores (García Aranda & Peña Arce 2019).
En 2020, III Congreso Internacional de Lingüística Computacional y de Corpus y V Workshop en Procesamiento Automatizado de Textos y Corpus nos dio la oportunidad de examinar el corpus de obras y autores hispanoamericanos incluido dentro de la BVFE, un componente fundamental de nuestra herramienta, tal como se demostró con la investigación sobre lugares de impresión, bibliotecas, idioma y autorías del acervo hispanoamericano (Peña Arce & García Aranda en prensa).
En 2021, Nerea Fernández de Gobeo publicó un trabajo sobre los repertorios léxicos insertos en A Luminous Guidefor the British Cooperative Forces in Spain del comerciante bilbaíno Sotero de Goicoechea (1836), "un escueto manual destinado a servir de guía para las fuerzas auxiliares británicas que se trasladaron al País Vasco para apoyar al bando isabelino durante la Primera Guerra Carlista (1836-1839)" (2021, 338).
Así mismo, Nerea Fernández de Gobeo (2017) y Jaime Peña Arce (2018), miembros de la BVFE, han utilizado los fondos del repositorio para llevar a cabo sus tesis doctorales sobre los materiales utilizados para la enseñanza del castellano en el País Vasco y sobre la evolución del léxico de Cantabria en el diccionario de la Academia Española, respectivamente.
A estos trabajos podrían sumarse los de Cazorla Vivas sobre la producción lingüística de Francisco de la Torre y Ocón (2012) o sobre la inclusión de terminología médica en diccionarios del español compuestos entre el siglo XVII y el siglo XIX (2018); los de García Aranda sobre la producción lingüística en cachiquel (2016), sobre L’espagnol commercial de Contamine de Latour (2020), sobre la enseñanza de la pronunciación española en Estados Unidos (2021a) o sobre la labor lexicográfica de Zacarías Vall Espinosa (2021b); los de Nerea Fernández de Gobeo sobre Francisco Jáuregui (2018) o, junto a Esparza Torres, sobre Juan
Benejam (2021) o el de Peña Arce sobre las ideas lingüísticas y el trabajo lexicográfico de Adriano García-Lomas (2019). Solo una muestra de las investigaciones que evidencian las posibilidades de explotación de los materiales contenidos en la BVFE.
4. Presente y futuro de la BVFE
En estos momentos (finales de octubre de 2021), la BVFE cuenta con más de 11 750 registros repartidos de la siguiente manera: 2122 autores, 4754 diccionarios y obras lexicográficas, 3742 gramáticas y tratados gramaticales, 486 diálogos y 677 ortografías, ortologías y prosodias.
Si se compara la distribución cronológica de los registros de la BVFE que realizó Manuel Alvar Ezquerra en 2014 con otra realizada recientemente, se observan muchas coincidencias:
La Biblioteca Virtual de la Filología Española diez años después*
1. Origen de la BVFE: Manuel Alvar Ezquerra y los diccionarios del español
El nacimiento de la Biblioteca Virtual de la Filología Española (a partir de ahora BVFE[1]) está ligado al interés por los diccionarios del español de Manuel Alvar Ezquerra, su creador. En 2014, cuando explicaba por primera vez cómo había surgido la BVFE[2], afirmaba que
Como no es difícil de imaginar, la BVFE no surge de la nada o porque sí; sin embargo no resulta fácil recordar cómo fue anidando en mi cabeza la idea que me ha movido a su realización, ni cuál fue el momento exacto en el que comencé las búsquedas.
Al hablar de la historia de la lexicografía española ha sido un lugar común, por lo repetido, que la historia de nuestros diccionarios está por hacer, lo cual sigue siendo cierto, pero con abundantes trabajos sobre repertorios de todas las épocas, y panoramas más o menos amplios sobre conjuntos de obras o periodos determinados (Alvar Ezquerra 2016: 17).
Entre esas aportaciones a la historia de los diccionarios del español, se encuentra el trabajo sobre los repertorios hispano-latinos de Bartolomé Bravo que Manuel Alvar Ezquerra publicó en 2010 y que resultó el germen de la primera base de datos en la que fue almacenando los primeros repertorios lexicográficos, sus datos de edición e impresión y los enlaces a las obras que estaban digitalizadas. En ese año y tras diferentes contactos con los responsables de la biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid, se abrió al público la primera versión de la página web de los BVFE con unos 400 registros. En 2011 y corregidos los primeros errores, el corpus de la BVFE ascendía a 800 registros lexicográficos, lo que supuso un gran empuje que desembocó en la concesión de la primera ayuda ministerial al proyecto. La BVFE era una realidad (v. Alvar Ezquerra 2016, 2017 y 2019a, Alvar Ezquerra & Miró Domínguez 2013; Calero Hernández & Fernández de Gobeo & Peña Arce 2018; Cazorla Vivas & García Aranda 2018; García Aranda 2020; García Aranda 2021; García Aranda & Peña Arce 2019; Peña Arce & García Aranda 2021).
2. Primeros años (2010-2014)
Los primeros años de existencia de la BVFE se centraron en, por un lado, incorporar nuevos registros a la base de datos inicial y, por otro, corregir los errores que daban los enlaces URL.
Si bien la BVFE había nacido con el deseo de recopilar todos los repertorios léxicos digitalizados en la red y que fuesen de libre acceso, las búsquedas mostraron que este criterio inicial debía ampliarse, pues no solamente la BVFE debía alojar diccionarios del español o diccionarios compuestos por españoles sobre otras lenguas (sobre todo del latín en el siglo XV y comienzos del siglo XVI o de las lenguas amerindias y de Filipinas), sino también otros repertorios como glosarios o vocabularios; recopilaciones de refranes o locuciones; tratados sobre diferentes aspectos semánticos, lexicológicos y lexicográficos; plantas de los diccionarios académicos; discursos de ingreso sobre cuestiones léxicas[3] y, en general, cualquier obra que tuviera como protagonistas a la lexicografía o a la lexicología[4].
Durante esos primeros años, la BVFE alcanzó los 2200 enlaces a títulos lexicográficos, enlaces no obras, pues la misma obra podía estar digitalizada en diferentes centros o cada uno de sus tomos o volúmenes podía estar digitalizado de manera independiente. En aquellos momentos, Manuel Alvar afirmaba tener otros 1500 enlaces más en la base datos a la espera de poder ser cargados en la página web, de manera que
Cuando todo ello esté disponible para quienes consulten la recopilación, serán casi 1500 las referencias a obras monolingües (en la actualidad hay 700). Entre los bilingües serán unos 310 para el inglés (ahora son 160), para el francés no llegarán a 440 (de los que ya se pueden consultar casi 350), para el italiano serán menos, 166 (de ellos 100 ya están disponibles), con el latín tendremos 285 (de los que se pueden ver 215), 66 para el alemán (ahora son 25), 21 para el portugués (casi todos ellos disponibles, 20), 13 para el flamenco (hoy se pueden ver 11), etc. Además, serán 54 repertorios bilingües con el catalán (48 disponibles en la actualidad) y 50 con el vasco (tenemos ya 40). Bien es cierto que en el caso de estas lenguas, como en el de otras, son ciertamente abundantes las obras trilingües con el francés, que vendrían a acrecentar esas cifras (Alvar Ezquerra 2016, 25).
Según sus pronósticos de aquel momento, además, las obras sobre lenguas amerindias y filipinas superaban los doscientos ejemplares, cifra que se repartía así: 50 sobre el nahua, 26 sobre el quechua, 24 sobre el tagalo, 22 sobre el mapuche, 16 sobre el chibcha, 13 sobre el guaraní, 10 sobre el ibanag, 8 sobre el tarasco, sobre el quiché y sobre el iloco o 6 con el pampango. Ya quedó claro en aquellos momentos que las lenguas recopiladas en la BVFE iban a ser una de las grandes riquezas del repositorio.
En cuanto a la tipología lexicográfica que recogía la BVFE, quedaba también patente que en este repositorio se iban a poder consultar diccionarios, glosarios, vocabularios, tesoros, léxicos, enciclopedias, nomenclaturas, plantas de diccionarios, tratados de lexicografía, recopilaciones/colecciones de refranes/aforismos/proverbios, calepinos, catálogos, discursos académicos, compendios, prontuarios, silvas, ramilletes o florilegios de muy diversa consideración. El corpus de los materiales lexicográficos era enormemente heterogéneo y podía ser ordenado a partir de diferentes criterios (y teniendo en cuenta que todo diccionario, según los criterios que se consideren, puede pertenecer a varias clases): diccionarios lingüísticos/diccionarios enciclopédicos; (número de lenguas) repertorios monolingües/bilingües/multilingües, sobre los que Manuel Alvar Ezquerra (2016, 25) afirmaba que
solamente con las cifras de los repertorios bilingües con las lenguas europeas podríamos hacer ricos comentarios sobre la evolución de la historia de la lexicografía con el español, de la enseñanza de lenguas, de la presencia de una u otra, etc., la relevancia del español en el concierto lingüístico a lo largo de los siglos, etc. A todo ello cabe añadir los más de 500 diccionarios multilingües (ahora son 320), de ellos casi 300 con cuatro lenguas o más (ahora no llegan a la mitad).
(Perspectiva temporal) diccionarios etimológicos; (material léxico registrado) diccionarios generales/diccionarios restringidos, selectivos, particulares, especiales o restrictivos (diatópicos, diastráticos)/diccionarios críticos y burlescos/diccionarios de sinónimos/diccionarios especializados o terminológicos; (densidad de la microestructura) diccionarios con citas, con ejemplos y con ilustraciones; (criterio purista) diccionario normativos/diccionarios descriptivos/diccionarios de uso; (eje sintagmático/eje paradigmático) diccionario de construcción y régimen/diccionarios fraseológicos, diccionarios de locuciones y modismos/diccionarios de refranes/refraneros; (ordenación) diccionarios semasiológicos/diccionarios onomasiológicos; (naturaleza pedagógica) diccionarios pedagógicos/diccionarios escolares; (extensión y formato del inventario) diccionarios breves o concisos/diccionarios manuales/diccionarios de bolsillo/diccionarios de faltriquera.
En suma, un corpus que puede ayudar en la elaboración de una historia de nuestros diccionarios, de una historia de los materiales compuestos para la enseñanza de nuestra lengua e, incluso, puede ser de gran utilidad para la metalexicografía o lexicografía teórica, pues el análisis detallado del corpus lexicográfico de la BVFE evidencia la necesidad de replantearse cuestiones relativas a la estructura de los diccionarios, a su tipología, a su finalidad o a la metodología de su elaboración.
Los registros lexicográficos incluidos en aquella primera fase, por otro lado, mostraban que los repertorios del español o sobre el español se habían impreso y compuesto en numerosas ciudades españolas, europeas, americanas, filipinas y hasta singapurenses. En lo relativo a la cronología, la primera compilación que recogía la BVFE era el Catholicon, seu Vocabularius universalis et prosodia vel grammatica de Giovanni Balbi[5], texto en latín que se incluyó en el repositorio por "la importancia que tiene en la historia de la imprenta y de la lexicografía" (Alvar Ezquerra 2016, 26) y el primer repertorio con el español correspondía a las "Dictiones quae per arte sparguntur" que se encontraban al final de las Introductiones latinae de Antonio de Nebrija[6].
La distribución por etapas de los repertorios registrados —cargados y a la espera— anticipaba las cifras que se consolidarían con el paso del tiempo: 32 ejemplares eran anteriores a 1500, más de 250 correspondían al siglo XVI, 380 se habían compuesto durante el siglo XVII, más de 700 eran del siglo XVIII, casi 2000 correspondían a la centuria decimonónica y algo más de 300 eran del siglo XX.
En cuanto a las consultas, los primeros años de funcionamiento de la BVFE (especialmente a partir de julio de 2011) mostraban el éxito del repositorio, pues en los dos primeros años de vida (2011-2013) la cantidad de entradas ascendía a 522 292, unas 21 700 mensuales, que, en 2014, llegaron a las 37 000. En esta primera fase las visitas fueron 1 005 003, cantidades "que nos parecen extraordinarias, pese a lo insignificantes que puedan resultar en el inmenso océano de la red, pero no podemos olvidar el carácter especializado de nuestra recopilación" (Alvar Ezquerra 2016, 27).
2.1 La forma de trabajar
La metodología que se sigue en la BVFE ha variado poco con el paso del tiempo. Desde el principio se diseñó una lista de palabras que se buscan en los catálogos de bibliotecas y repositorios para obtener los ejemplares de las obras lingüísticas digitalizados en ellos (gramática/grammatica/grammaticae/grammar, tesoro/
thesaurum, nomenclatura/nomenclátor, diccionario/dictionario/dictionnaire, ortografía/orthographia, glosarium). Una vez localizadas las obras, es necesario anotar el título exacto, autor, fecha, editor, ciudad, si es una obra completa o una parte de otra obra más amplia, signatura, procedencia del ejemplar y enlace.
En el caso de las búsquedas en catálogos de bibliotecas, la localización es sencilla, pues los registros suelen ir acompañados de la información bibliográfica que proporciona el propio catálogo. En otros casos, hay que prestar más atención y cuidado; así, por ejemplo, en "Google books", donde se encuentran numerosos ejemplares digitalizados tanto en España como en el mundo, es necesario copiar la URL y mirar en "Acerca de este libro" para conocer la procedencia del original y poder así incorporar la signatura del ejemplar.
Junto a estos datos y dados los resultados de las búsquedas en los primeros años, se vio necesaria una implementación en la información que ofrecía la BVFE, a saber, las lenguas contenidas en los repertorios, pues no siempre aparecen reflejadas en el título. La tarea no fue sencilla y "en algún caso son tantas las variedades lingüísticas recogidas que no había espacio suficiente en los campos diseñados al efecto, como nos ocurre con las más de 40 del repertorio multilingüe de Hieronymus Megiser (1613), o el de Philipp Andreas Nemnich (1793-1795)" (Alvar Ezquerra 2016, 25). Aunque en un primer momento no se pudo poner a disposición de los usuarios la consulta por número o tipo de lenguas, el cambio de servidor y las mejoras que ello conllevó permitieron integrarla en la segunda fase del proyecto.
Además de la Biblioteca Nacional de España, de los repositorios del Ministerio de Cultura y Deporte (Hispana y la Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico), de las bibliotecas universitarias españolas, de las bibliotecas provinciales españolas, de las bibliotecas de centros religiosos (Montserrat, Santuario de Loyola, Seminarios), de las bibliotecas de las Reales Academias, de las bibliotecas nacionales europeas, de las bibliotecas universitarias norteamericanas o de repositorios como Europeana, Hathi Trust, Internet Archive y Digital Public Library of America, se han rastreados los fondos de bibliotecas sudamericanas y australianas, así como los fondos de otros repositorios menos conocidos: la Biblioteca Central Militar del Ministerio de Defensa, la Biblioteca del Instituto Práxedes Mateo Sagasta (Logroño), la Bibliotheca Virtual Sefarad, el Centre Excursionista de Catalunya, el Colegio de Abogados de Madrid, la Fundación Juanelo Turriano, el Museo de América o el Instituto de Enseñanza Secundaria Cardenal Cisneros, por poner solo unos ejemplos.
2.2 Las dificultades y los inconvenientes de la BVFE
El aumento de registros de la BVFE trajo algunas dificultades que hubo que resolver prácticamente desde el principio. Por una parte, era necesario comprobar constantemente las direcciones electrónicas de los ejemplares digitalizados, pues, en algunos casos, cambian y dejan de funcionar los enlaces a los que daba acceso el repositorio:
Desde muy pronto pude darme cuenta de ello, pues la barra de acceso que presenta el navegador no siempre es la de la URL de la obra. Ignorante de ello, había copiado sin más las primeras en los ejemplares de la Biblioteca Nacional de España, y pasados los meses comprobé que no permitían acceder a las obras […]. Situaciones similares han venido sucediendo con otras bibliotecas, y siguen ocurriendo, pues se cambian los servidores, se actualizan los sistemas, etc. (Alvar Ezquerra 2016, 22).
Ello suponía realizar comprobaciones que exigían la consulta periódica de los enlaces para verificar que los enlaces funcionaban sin problema. Una tarea tediosa que solo podía realizarse manualmente. También en aquellos primeros años, Manuel Alvar Ezquerra (2016, 23-24) descubrió que las búsquedas en determinadas bibliotecas (sobre todo las de universidades americanas) eran especialmente confusas y engorrosas, pues los catálogos no siempre eran independientes (estaban asociados por diversos convenios), lo que exigía la verificación a través de la consulta de los ficheros de todos los fondos. Así explicaba el desánimo que conllevaba a veces la búsqueda de un ejemplar: "si a eso añadimos que buscando algo en concreto nos lleva a otro lugar y de ahí saltamos a otro y a otro, hasta el punto de que, con frecuencia, perdemos el hilo que nos había conducido a la página en que nos encontramos, sabremos de lo tedioso de las pesquisas y lo lento que resulta por las pérdidas de tiempo en explorar nuevas vías, en comprobar lo que tenemos delante, etc.".
Por otra parte y ante los errores en algunas catalogaciones, se puso de manifiesto que era imprescindible un riguroso examen de la información proporcionada por las bibliotecas antes de incluir los ejemplares en el repositorio de la BVFE. Así, por ejemplo, Manuel Alvar Ezquerra (2015a) comprobó que el manuscrito conservado en la Biblioteca Nacional de España del Arte para fabricar, fortificar, y apareiar naos de gverra, y merchante (1611) de Tomé Cano estaba mal catalogado, pues aparecía como autor "Juan Álvarez de Mármol", escribano de cámara del rey que firmó la tasa, y bajo el título Diálogos sobre la navegación antigua y la fabricación de navíos, con un vocabulario marítimo, primeras palabras del texto de Cano (falto de portada).
Del mismo modo, Jaime Peña Arce, al trabajar con el registro del Arte breve para aprender con alguna facilidad la dificultosa lengua otomí. Contiene algunas reglas, la doctrina, ministración de sacramentos, un bocabulario y otras cosas curiosas, más conocido como Luces del otomí o gramática del idioma que hablan los indios otomíes en la República Mexicana (1770), descubrió que la obra no era anónima, como constaba, sino que su autor era el jesuita aragonés Antonio de Ágreda (1714-1785) (https://www.bvfe.es/es/autor/9170-agreda-antonio-de.html).
3. De 2015 a 2020: la consolidación de la BVFE
Los últimos meses de 2014 fueron decisivos para el futuro de la BVFE. Por un lado, por la migración de la BVFE a una web independiente sostenida por la empresa de Servicios lingüísticos y desarrollo de bases de datos médicas y académicas Stílogo (www.bvfe.es) y, por otro, por la ampliación de los materiales que contenía. Era el inicio de la consolidación del repositorio.
La Biblioteca Complutense, pese a que había realizado un trabajo excelente hasta la fecha, no podía atender las necesidades que iba exigiendo un portal como el de la BVFE. El aumento de registros y las perspectivas de futuro que se planteaban hacían imprescindible una mejora de las posibilidades de consulta y del acceso a los usuarios, lo que podía resolverse con una nueva página web.
Desde 2015, la página web de la BVFE mejoró considerablemente, tanto en su presentación formal (más clara y útil) como en los patrones de búsqueda, pues se habilitaron nuevas opciones: 1) por autor, de manera que se podía acceder a todas las obras de un mismo creador; 2) por lengua, una o varias, posibilidad que hasta ese momento era solo interna; 3) por tipo de texto, en cuatro grandes categorías: diccionarios, gramáticas, ortografía y diálogos; 4) por periodo cronológico ("exactamente", "antes de", "después de"); 5) por datos de impresión ("impresor/editor", "lugar de impresión") o 6) por "ejemplar", esto es, por su localización.
Y es que aprovechando la migración a la nueva ubicación y teniendo en cuenta que a los diccionarios se habían sumado otras muchas obras lingüísticas en los meses anteriores, se añadieron nuevas categorías:
a) las gramáticas de la lengua (española o no), obras de gramática histórica, historia de la lengua, manuales de enseñanza de lenguas, programas de asignaturas y convocatorias de exámenes, etc.
b) los manuales de ortografía, ortología, prosodia, métrica, etc.
c) las obras en que se contienen diálogos, coloquios, frases, conversaciones, etc., de interés lingüístico, especialmente gramatical y para la enseñanza y aprendizaje de lenguas.
En 2015, cuando la BVFE toma su forma actual, contaba con unos 2400 registros correspondientes a gramáticas y obras similares, con unos 450 de tratados ortográficos, con unos 190 diálogos y conversaciones y con más de 3000 diccionarios, esto es, la "BVFE se echaba a caminar en la nueva andadura con más de 6300 registros, casi el triple de los que había la víspera en la web que abandonamos" (Alvar Ezquerra 2017, 450). Un año después, en 2016, los registros de repertorios lexicográficos sumaban 4021, los tratados gramaticales 2925, los ortográficos 515 y los diálogos 257, es decir, había en libre acceso 7718 registros. El número de visitas fue de 47 233 de 20 057 visitantes distintos en 2015 y de 62 418 de 61 460 visitantes en 2016. Un ritmo de trabajo que estábamos dispuestos a mantener los años siguientes.
Junto a las nuevas obras lingüísticas, se decidió añadir, para realzar el contenido de la BVFE, las fichas biobibliográficas de cada uno de los autores que estaban contenidos en el repositorio. Esa ficha suele estructurase en tres partes bien diferenciadas: la primera está dedicada a los principales datos biográficos de la persona con un breve comentario sobre su producción, en especial la de carácter lingüístico; la segunda recoge las primeras ediciones de cada una de sus obras, independientemente de que estén recogidas o no en la BVFE, así como otras ediciones que, por alguna razón, resulten interesantes; la tercera recopila la bibliografía sobre la vida y la obra del autor.
Estas fichas biobibliográficas son redactadas por los miembros del equipo de investigación, por los miembros del equipo de trabajo y por numerosos colaboradores de universidades españolas, europeas y americanas que aparecen en la sección "redactores de fichas biobibliográficas" de "¿Quiénes somos?" (https://bvfe.es/es/quienes-somos-bvfe-biblioteca-virtual-filologia.html), esto es, cada ficha aparece firmada por su autor o autores.
En 2017, año en que se hace el primer recuento de la progresión de las fichas biobibliográficas, la cifra total alcanzaba los 450 autores de un total de 1630, número realmente significativo, por más que no alcanzase sino a la cuarta parte de los autores de aquel momento. A comienzos de 2019, las fichas biobibliográficas eran 642 y ese aumento se debía al trabajo constante y continuo de los colaboradores de la BVFE.
De 2018 a 2020, la BVFE ha seguido creciendo: ha aumentado sus registros, ha mejorado la página web y ha corregido errores. El trabajo continuado en la BVFE y el cumplimiento de cada uno de los objetivos propuestos hacían que a comienzos de 2018 la BVFE tuviera 10 313 registros, en los inicios de 2019 alcanzara los 10 700 y en los primeros meses de 2020 llegara a los 11 000 (4650 diccionarios y repertorios lexicográficos, 3657 gramáticas y tratados de contenido gramatical, 626 ortografías y ortologías y 434 diálogos). De los 1630 autores de 2017 se pasó a 1907, y de las 450 fichas bibliográficas redactadas de aquel año se pasó a las 1200.
Las mejoras de la página web se materializaron en varios aspectos: 1) se incluyeron parámetros incluyentes y excluyentes en las búsquedas avanzadas; 2) se introdujeron filtros de ordenación "ascendente/descendente" de los resultados obtenidos en las búsquedas para todos los criterios utilizados (por autor, por título, por fecha, por impresor, por lugar de impresión o por biblioteca); 3) se tradujo al inglés la interfaz de la BVFE (https://bvfe.es/en/); 4) se consiguió un ISSN (2659-9112) o identificación internacional para la web de BVFE.
En estos tres años, además, se ha seguido trabajando en los componentes de defensa de la BVFE para protegerla de los ataques que sufre permanentemente de robots y mecanismos que desean acceder de forma ilícita a ella y en el aumento de espacio en el servidor para optimizar su funcionamiento para impedir ralentizaciones y bloqueos. Así mismo, la BVFE ha exigido la continua comprobación y corrección de datos, especialmente en aquellos casos en que se producen fallos en los enlaces a las obras, debidos normalmente a los cambios en los sistemas de las bibliotecas como ya se ha señalado.
En este periodo también se ha creado un boletín mensual con las novedades concernientes a la BVFE que se envía a través de las cuentas de correo electrónico de todos los usuarios suscritos y a través de las redes sociales @BibliotecaBVFE en Twitter y en https://www.linkedin.com/in/bvfe-biblioteca-virtual-de-la-filolog%C3%ADa-espa%C3%B1ola-1a555910b.
Como reconocimiento al trabajo que se realiza desde hace más de diez años en la BVFE y a la utilidad que supone para los usuarios, en septiembre de 2020 la BVFE fue galardonada con el primer premio en el área de Ciencias y Humanidades del V Premio de Transferencia de Tecnología y Conocimiento de la Universidad Complutense de Madrid por el proyecto titulado "Biblioteca virtual de la filología española. Una herramienta para la sociedad" (https://www.ucm.es/otri/cultura-cientifica-premio-transferencia-tecnologia-y-conocimiento).
3.1 Los trabajos derivados de la BVFE
En estos años, los miembros del equipo de la BVFE han presentado en reuniones científicas y han publicado en revistas y volúmenes colectivos diferentes trabajos de investigación salidos de sus tareas diarias en el repositorio. Así, por ejemplo, en 2014, Manuel Alvar Ezquerra dedicó un artículo al Campano ilustrado. Diccionario castellano enciclopédico del P. Manuel González de la Rosa (1891), repertorio basado en el Diccionario general abreviado de Lorenzo Campano (1876); la investigación surgió de sus pesquisas para la ficha biobibliográfica de González de la Rosa (pendiente de publicación). En ese mismo año vio la luz otro trabajo dedicado al desconocido Vocabulario del idioma de los habitantes de Nutka. En 2015 y "como consecuencia de las tareas de búsqueda y clasificación de ejemplares que llevo a cabo de modo constante para la Biblioteca Virtual de la Filología Española (BVFE, <www.bvfe.es>)" (2015b: 194), dedicó un trabajo a la nomenclatura con el italiano inserta en la inédita Gramática de la lengua italiana de Lorenzo Hervás y Panduro. En 2018, se ocupó de un desconocido Vocabulario flamenco de principios del siglo XVII, del Diccionario enciclopédico de la lengua castellana (1895) y del Diccionario de la lengua castellana extractado del Diccionario enciclopédico y de otros escritores españoles y americanos (1897) de Elías Zerolo, Miguel de Toro y Gómez y Emiliano Isaza (1895). Y en 2019 analizó el Primer diccionario general etimológico de la lengua española (1880-1883) de Roque Barcia.
Gracias a la BVFE también se han podido escrutar los materiales lingüísticos impresos en Alcalá de Henares durante el siglo XVI (27 registros) con el fin de mostrar el momento en que se encuentra la digitalización de obras complutenses (Calero Hernández, Fernández de Gobeo & Peña Arce 2018).
Del mismo modo, se analizó exhaustivamente la presencia de Antonio de Nebrija a través de los 292 registros con que contaba en la BVFE, con lo que se pudieron mostrar los periodos cronológicos más fructíferos, la tipología textual presente en el repositorio (Introductiones latinae, Diccionario latino-español, Vocabulario español-latín, Gramática castellana, "Lexicon seu parvum vocabularium", repetitio, ortografía), las ciudades y los impresores que se encargaron de la obra nebrisense o los principales traductores, adaptadores y compiladores (García Aranda & Peña Arce 2019).
En 2020, III Congreso Internacional de Lingüística Computacional y de Corpus y V Workshop en Procesamiento Automatizado de Textos y Corpus nos dio la oportunidad de examinar el corpus de obras y autores hispanoamericanos incluido dentro de la BVFE, un componente fundamental de nuestra herramienta, tal como se demostró con la investigación sobre lugares de impresión, bibliotecas, idioma y autorías del acervo hispanoamericano (Peña Arce & García Aranda en prensa).
En 2021, Nerea Fernández de Gobeo publicó un trabajo sobre los repertorios léxicos insertos en A Luminous Guidefor the British Cooperative Forces in Spain del comerciante bilbaíno Sotero de Goicoechea (1836), "un escueto manual destinado a servir de guía para las fuerzas auxiliares británicas que se trasladaron al País Vasco para apoyar al bando isabelino durante la Primera Guerra Carlista (1836-1839)" (2021, 338).
Así mismo, Nerea Fernández de Gobeo (2017) y Jaime Peña Arce (2018), miembros de la BVFE, han utilizado los fondos del repositorio para llevar a cabo sus tesis doctorales sobre los materiales utilizados para la enseñanza del castellano en el País Vasco y sobre la evolución del léxico de Cantabria en el diccionario de la Academia Española, respectivamente.
A estos trabajos podrían sumarse los de Cazorla Vivas sobre la producción lingüística de Francisco de la Torre y Ocón (2012) o sobre la inclusión de terminología médica en diccionarios del español compuestos entre el siglo XVII y el siglo XIX (2018); los de García Aranda sobre la producción lingüística en cachiquel (2016), sobre L’espagnol commercial de Contamine de Latour (2020), sobre la enseñanza de la pronunciación española en Estados Unidos (2021a) o sobre la labor lexicográfica de Zacarías Vall Espinosa (2021b); los de Nerea Fernández de Gobeo sobre Francisco Jáuregui (2018) o, junto a Esparza Torres, sobre Juan
Benejam (2021) o el de Peña Arce sobre las ideas lingüísticas y el trabajo lexicográfico de Adriano García-Lomas (2019). Solo una muestra de las investigaciones que evidencian las posibilidades de explotación de los materiales contenidos en la BVFE.
4. Presente y futuro de la BVFE
En estos momentos (finales de octubre de 2021), la BVFE cuenta con más de 11 750 registros repartidos de la siguiente manera: 2122 autores, 4754 diccionarios y obras lexicográficas, 3742 gramáticas y tratados gramaticales, 486 diálogos y 677 ortografías, ortologías y prosodias.
Si se compara la distribución cronológica de los registros de la BVFE que realizó Manuel Alvar Ezquerra en 2014 con otra realizada recientemente, se observan muchas coincidencias:
Los registros de fecha desconocida constituyen cerca del 4 % (v. García Aranda & Peña Arce, 2019).
Ahora, la obra más antigua con que cuenta la BVFE es una edición del siglo XIII del Vocabularium latinum de Papías[7], un repertorio monolingüe latino del que se conservan más de un centenar de manuscritos completos y que influyó en otros repertorios, razón por la que se encuentra en el repositorio de la BVFE. La obra más antigua en que aparece nuestra lengua es una Gramática latina, aplicada al castellano de Prisciano compuesta en el siglo XIV según el catálogo de la Biblioteca Nacional de España (mss/10073)[8]. La obra más moderna es un Diccionario bilingüe máíjɨ̱̀kì-castellano y castellano-máíjɨ̱̀kì[9] (hay otras posteriores, pero son reediciones modernas de textos antiguos).
Las lenguas, en número y variedad, también han sufrido una importante evolución en los diez años de vida de la BVFE. Si bien siguen siendo una de las mayores riquezas de la BVFE, su cantidad ha aumentado hasta alcanzar las más de 230 lenguas, entre europeas, asiáticas, clásicas, semíticas, amerindias y filipinas. Con estas últimas se han compuesto más de 1000 obras (frente a las 200 que Manuel Alvar Ezquerra estimaba en 2014). Veamos la comparativa:
Ahora, la obra más antigua con que cuenta la BVFE es una edición del siglo XIII del Vocabularium latinum de Papías[7], un repertorio monolingüe latino del que se conservan más de un centenar de manuscritos completos y que influyó en otros repertorios, razón por la que se encuentra en el repositorio de la BVFE. La obra más antigua en que aparece nuestra lengua es una Gramática latina, aplicada al castellano de Prisciano compuesta en el siglo XIV según el catálogo de la Biblioteca Nacional de España (mss/10073)[8]. La obra más moderna es un Diccionario bilingüe máíjɨ̱̀kì-castellano y castellano-máíjɨ̱̀kì[9] (hay otras posteriores, pero son reediciones modernas de textos antiguos).
Las lenguas, en número y variedad, también han sufrido una importante evolución en los diez años de vida de la BVFE. Si bien siguen siendo una de las mayores riquezas de la BVFE, su cantidad ha aumentado hasta alcanzar las más de 230 lenguas, entre europeas, asiáticas, clásicas, semíticas, amerindias y filipinas. Con estas últimas se han compuesto más de 1000 obras (frente a las 200 que Manuel Alvar Ezquerra estimaba en 2014). Veamos la comparativa:
A estas lenguas habría que añadir otras lenguas y variedades lingüísticas europeas, semíticas, asiáticas y clásicas que han venido a incrementar el corpus de la BVFE: neerlandés (137), ruso (20), hebreo (159), persa (12), árabe (128), japonés (20), chino (7), judeoespañol (4), gallego (28) o aragonés (22), por poner solo algunos ejemplos.
Por otro lado y según Peña Arca y García Aranda (en prensa), los textos compuestos en nahua alcanzan los 135 (frente a los 50 de 2014), los quechuas llegan a 79 (frente a los 26 de 2014), 95 contienen el tagalo (frente a los 24 de 2014), los que tratan sobre el mapuche son 57 (frente a los 22 de 2014), los registros del chibcha son 19 (unos pocos más que en 2014), las obras en guaraní son 26 (13 más que en 2014), 13 tratan sobre el ibanag (3 más que en 2014), del tarasco hay 33 (frente a los 8 de 2014), en quiché hay 24 obras (frente a las 8 de 2014), 23 tratan sobre el iloco (frente a las 8 de 2014) y 19 registros abordan el pampango (frente a los 6 de 2014).
A estas lenguas habría que añadir otras con una importante representación en la BVFE: otomí (57), maya (35), tarasco (33), michoacano (28), cachi (28), purépecha (27), cachiquel (26), zapoteco (24), cahíta (21), cabécar (20), mojo (19), aimara (18) y tupí (17). Así mismo, el desarrollo de la lingüística misionera se refleja también en lenguas minoritarias como el achagua (2), el biceita/viceyta (2), el boruca (1), el bribri (1), el chiapaneca (3), el chilote (1), el choltí (5), el coa (3), el hegue (1), el kunza (1), el mame (5), el mixe (2), el morocosi (1), el ópata (1), el pocomchí (4), el popoluca (1), el rusien (Canadá) (1), el tacana (2), el tepehuán (1), el térraba (2), el tucurrique (1), el yaqui (1) o el zoque (8).
El contenido de la BVFE, en cantidad y variedad, explica que en los últimos años se haya convertido en un recurso muy útil para los usuarios, tal y como muestran los registros de las consultas realizadas. Google Analytics, la herramienta web que ofrece información sobre las sesiones que se llevan a cabo en un sitio web, arroja en los últimos años datos espectaculares sobre la BVFE:
Por otro lado y según Peña Arca y García Aranda (en prensa), los textos compuestos en nahua alcanzan los 135 (frente a los 50 de 2014), los quechuas llegan a 79 (frente a los 26 de 2014), 95 contienen el tagalo (frente a los 24 de 2014), los que tratan sobre el mapuche son 57 (frente a los 22 de 2014), los registros del chibcha son 19 (unos pocos más que en 2014), las obras en guaraní son 26 (13 más que en 2014), 13 tratan sobre el ibanag (3 más que en 2014), del tarasco hay 33 (frente a los 8 de 2014), en quiché hay 24 obras (frente a las 8 de 2014), 23 tratan sobre el iloco (frente a las 8 de 2014) y 19 registros abordan el pampango (frente a los 6 de 2014).
A estas lenguas habría que añadir otras con una importante representación en la BVFE: otomí (57), maya (35), tarasco (33), michoacano (28), cachi (28), purépecha (27), cachiquel (26), zapoteco (24), cahíta (21), cabécar (20), mojo (19), aimara (18) y tupí (17). Así mismo, el desarrollo de la lingüística misionera se refleja también en lenguas minoritarias como el achagua (2), el biceita/viceyta (2), el boruca (1), el bribri (1), el chiapaneca (3), el chilote (1), el choltí (5), el coa (3), el hegue (1), el kunza (1), el mame (5), el mixe (2), el morocosi (1), el ópata (1), el pocomchí (4), el popoluca (1), el rusien (Canadá) (1), el tacana (2), el tepehuán (1), el térraba (2), el tucurrique (1), el yaqui (1) o el zoque (8).
El contenido de la BVFE, en cantidad y variedad, explica que en los últimos años se haya convertido en un recurso muy útil para los usuarios, tal y como muestran los registros de las consultas realizadas. Google Analytics, la herramienta web que ofrece información sobre las sesiones que se llevan a cabo en un sitio web, arroja en los últimos años datos espectaculares sobre la BVFE:
Por otro lado, Alexa, la aplicación sobre tráfico web, nos sitúa en el ranking mundial (formado por más de 1800 millones de páginas web) en el puesto 2 421 083, lo que supone un reto para seguir trabajando por la mejora y el crecimiento constantes de la BVFE.
En cuanto a los países de que proceden las visitas, España es el primero, seguido de México, Panamá, Colombia, Argentina, Estados Unidos, Perú, Venezuela, Chile, Italia, Ecuador, Bolivia, Alemanía, Francia, Bélgica, Canadá y, en los últimos lugares, también China, Filipinas, Vietnam, Corea, Holanda o Puerto Rico.
Lo dicho hasta aquí pone de manifiesto el intenso y extraordinario trabajo realizado en el seno de la BVFE. Pese a que continúa la búsqueda de nuevos ejemplares, de nuevos autores y de nuevas lenguas y a pesar de que se mantiene la comprobación periódica de enlaces e informaciones incluidas en las fichas biobibliográficas, la BVFE se ha convertido en un recurso único (no hay ninguno dedicado a la filología de las principales lenguas) valorado y apreciado por los usuarios, pues tienen a su disposición una gran cantidad de ejemplares que pueden consultar de una manera fácil, ordenada y con unas ricas informaciones complementarias que no existen en ningún catálogo.
El trabajo futuro en la BVFE se centra en implementar sus funciones y, sobre todo, su utilidad. Para ello se está trabajando actualmente en la integración de metadatos, en la posibilidad de realizar metabúsquedas y en la introducción de nuevas categorías. Sigue intacto, pues, el deseo que hace unos años expresaba Manuel Alvar Ezquerra (2016: 27): "todo ello me anima en la empresa en que me he embarcado y me empuja a intentar la mejora de los contenidos en todos los aspectos".
Referencias bibliográficas
Alvar Ezquerra, Manuel. 2010. "Los repertorios hispano-latinos del P. Bartolomé Bravo". En: Quaderns de filología. Estudis lingüístics 15, (Ejemplar dedicado a Lexicografía en el ámbito hispánico), 13-30.
Alvar Ezquerra, Manuel. 2014a. "El desconocido Vocabulario del idioma de los habitantes de Nutka". En: Calero Vaquera, María Luisa et al. (coords.), Métodos y resultados actuales en historiografía de la lingüística, vol. 1. Münster: Nodus Publikationen, 15-24.
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Alvar Ezquerra, Manuel. 2018a. "Un desconocido "Vocabulario flamenco" de principios del siglo XVII". En: Arnal Purroy, María Luisa et al. (coords.), Actas del X Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española: Zaragoza, 7-11 de septiembre de 2015, vol. 2. Zaragoza: Instituto Fernando el Católico, 979-996.
Alvar Ezquerra, Manuel. 2018b. "El Diccionario enciclopédico de la lengua castellana de E. Zerolo, M. de Toro y Gómez y E. Isaza, y su versión extractada". En: Revista de Filología de la Universidad de La Laguna 36, 15-33.
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Alvar Ezquerra, Manuel & Miró Domínguez, Aurora. 2013. "Antecedentes y primeros pasos de la Biblioteca Virtual de la Filología Española". En: Spinato Bruschi, Patrizia & Martínez Martín, Jaime J. (coords.), Cuando quiero hallar las voces, encuentro los afectos. Studi di Iberistica offerti a Giuseppe Bellini. Roma: CNR, 49-60.
Calero Hernández, Estela & Fernández de Gobeo Díaz de Durana, Nerea & Peña Arce, Jaime. 2018. "La Biblioteca Virtual de la Filología Española (BVFE): la digitalización de obras complutenses". En: Menéndez de la Cuesta, A. (ed.), Encuentros digitales: escrituras, colecciones, aprendizajes en español. Madrid: UCM-Fundación BBVA, 150-176.
Cazorla Vivas, María del Carmen. 2012. "Traductores y maestros de lenguas: gramáticas y vocabularios, el caso de Francisco de la Torre y Ocón (1728-1731)". En: Cuadernos Dieciochistas 13, 51-73.
Cazorla Vivas, María del Carmen. 2018. "Contribución a la historia de la terminología médica en español: su inclusión en algunos repertorios lexicográficos". En: Arnal Purroy, María Luisa et al. (coords.), Actas del X Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española: Zaragoza, 7-11 de septiembre de 2015, vol. 2. Zaragoza: Instituto Fernando el Católico, 1037-1057.
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Esparza Torres, Miguel Ángel & Fernández de Gobeo Díaz de Durana, Nerea. 2021. "El lenguaje en acción: apuntes sobre el dicionário escolar de Juan Benejam (1846-1922)". En: Confluência: Revista do Instituto de Língua Portuguesa extra 0, 178-198.
Esparza Torres, Miguel Ángel & Niederehe, Hans Josef. 1999. Bibliografía nebrisense. Las obras completas del humanista Antonio de Nebrija desde 1481 hasta nuestros días. Ámsterdam/Filadelfia: John Benjamins Publishing Company.
Esparza Torres, Miguel Ángel & Niederehe, Hans Josef. 2012. Bibliografía cronológica de la lingüística, la gramática y la lexicografía del español (BICRES IV). Desde el año 1801 hasta el año 1860. Ámsterdam/Filadelfia: John Benjamins Publishing Company.
Esparza Torres, Miguel Ángel & Niederehe, Hans Josef. 2015. Bibliografía cronológica de la lingüística, la gramática y la lexicografía del español (BICRES IV). Desde el año 1861 hasta el año 1899. Ámsterdam/Filadelfia: John Benjamins Publishing Company.
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Fabbri, Maurizio. 2002. A Bibliography of Hispanic Dictionaries. Catalan, Galician, Spanish. Spanish in Latin America and the Philippines. Rimini: Panozzo Editore.
Fernández de Gobeo Díaz de Durana, Nerea. 2017. Materiales bilingües para la enseñanza del castellano en el País Vasco durante el siglo XIX. Tesis doctoral. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.
Fernández de Gobeo Díaz de Durana, Nerea. 2018. "La enseñanza del castellano a vascoparlantes en Argentina: Gramera berrria, ikasteko eskualdunec mintzatzen espainoles (1850) de Francisco Jáuregui". En: Signo y seña 33, 7-21.
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García Aranda, M.ª Ángeles. 2016. "Los misioneros y el estudio de las lenguas mayas: las gramáticas del cakchiquel en la época colonial". En: Hispanic Research Journal: Iberian and Latin American Studies 17-2, 89-108.
García Aranda, M.ª Ángeles. 2020. "El éxito de una «méthode pratique» de la casa Larousse: L’espagnol commercial (1890-1923) de E. Contamine de Latour". En: Anuario de estudios filológicos 43, 179-199.
García Aranda, M.ª Ángeles. 2021a. "La enseñanza del español en Estados Unidos: el componente fónico en la Spanish grammar, en el Vingut’s Ollendorff’s New Method y en Le maître d’espagnol de Francisco Javier Vingut (1848, 1850, 1853 y 1854)". En: Onomázein: Revista de lingüística, filología y traducción de la Pontificia Universidad Católica de Chile 52, 36-62.
García Aranda, M.ª Ángeles. 2021b. "Lexicografía temática puertorriqueña: el "vocabulario tan copioso como útil" de Zacarías Vall Espinosa (1886-1887)". En: Diálogo de la lengua: Revista de filología y lingüística españolas 13, 1-16.
García Aranda, M.ª Ángeles & Peña Arce, Jaime. 2019. "La Biblioteca Virtual de la Filología Española: de Antonio de Nebrija a Antonio de Nebrija". En: Santos Rovira, José María (ed.), Raíces y horizontes del español. Perspectivas dialectales, históricas y sociolingüísticas. Lugo: Axac, 119-135.
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Niederehe, Hans Josef & Esparza Torres, Miguel Ángel. 1995. Bibliografía cronológica de la lingüística, la gramática y la lexicografía del español (BICRES). Desde los comienzos hasta el año 1600. Ámsterdam/Filadelfia: John Benjamins Publishing Company.
Niederehe, Hans Josef & Esparza Torres, Miguel Ángel. 1999. Bibliografía cronológica de la lingüística, la gramática y la lexicografía del español (BICRES II). Desde el año 1601 hasta el año 1700. Ámsterdam/Filadelfia: John Benjamins Publishing Company.
Niederehe, Hans Josef & Esparza Torres, Miguel Ángel. 2005. Bibliografía cronológica de la lin güística, la gramática y la lexicografía del español (BICRES III). Desde el año 1701 hasta el año 1800. Ámsterdam/Filadelfia: John Benjamins Publishing Company.
Peña Arce, Jaime. 2018. Léxico de Cantabria en los diccionarios de la Academia. De Autoridades a la 23.ª edición del Diccionario de la Lengua Española. Tesis doctoral. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.
Peña Arce, Jaime. 2019. "Las ideas lingüísticas y el trabajo lexicográfico de Adriano García-Lomas". En: Boletín de la Sociedad Española de Historiografía Lingüística 13, 79-105.
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San Vicente, Félix. 1995. Bibliografía de la lexicografía española del siglo XVIII. S. l.: Piovan editore.
* Este trabajo se enmarca dentro del Proyecto de Investigación "Biblioteca Virtual de la Filología Española. Fase IV: implementaciones y mejoras. Metabúsquedas. Gestores bibliográficos" (PID2020-112795GB-I00).
[1] Nombre que trata de homenajear a la Biblioteca histórica del Conde de la Viñaza (1893).
[2] Entre los catálogos que le habían servido para elaborar su propio corpus de diccionarios del español, Alvar Ezquerra (2014, 2015, 2017) citaba los catálogos de Maurizio Fabbri (1979 y 2002), de Félix San Vicente (1995) y de Hans-Josef Niederehe y Miguel Ángel Esparza (1995, 1999, 2005, 2021 y 2015).
[3] Por ejemplo, el de Pedro Felipe Monlau sobre Del arcaísmo y el neologismo. ¿Cuándo se debe considerar fijada una lengua?, 1863 (puede consultarse aquí), o el de Emilio Fernández Galiano sobre Algunas reflexiones sobre el lenguaje biológico, 1948 (puede consultarse aquí).
[4] Por ejemplo, la Carta en bable que dirigió al Excmo. Sr. presidente de la Real Academia Española Don Apolinar Rato de Argüelles suplicándole la inserción en la duodécima edición del diccionario de la misma, varias voces del bable y que se testasen algunas notas puestas al Quijote por varios académicos, 1885 (puede consultarse aquí), o El alma de las palabras. Diseño de semántica general de Félix Restrepo, 1917 (puede consultarse aquí).
[5] Seguramente de Johannes Gutenberg, Maguncia, 1460, Biblioteca Nacional de España, Madrid, INC/1298-9 (puede consultarse aquí).
[6] Alonso de Porras, Salamanca, 1481, Biblioteca Nacional de España, Madrid, INC/2652 (puede consultarse aquí).
[7] El primer volumen (A-M) es un ejemplar del siglo XIII conservado en la Bibliothèque Nationale de France, París, ms. Latin 10296 (puede consultarse aquí). El segundo volumen (N-Z) es un ejemplar del segundo cuarto del siglo XIII conservado en la Bibliothèque Nationale de France, París, ms. Latin 17879 (puede consultarse aquí).
[8] Puede consultarse aquí.
[9] Es un borrador impreso por Cabeceras Aid Project, Iquitos (Perú), 2013 (puede consultarse aquí).
[10] Contando obras monolingües, bilingües y multilingües.
En cuanto a los países de que proceden las visitas, España es el primero, seguido de México, Panamá, Colombia, Argentina, Estados Unidos, Perú, Venezuela, Chile, Italia, Ecuador, Bolivia, Alemanía, Francia, Bélgica, Canadá y, en los últimos lugares, también China, Filipinas, Vietnam, Corea, Holanda o Puerto Rico.
Lo dicho hasta aquí pone de manifiesto el intenso y extraordinario trabajo realizado en el seno de la BVFE. Pese a que continúa la búsqueda de nuevos ejemplares, de nuevos autores y de nuevas lenguas y a pesar de que se mantiene la comprobación periódica de enlaces e informaciones incluidas en las fichas biobibliográficas, la BVFE se ha convertido en un recurso único (no hay ninguno dedicado a la filología de las principales lenguas) valorado y apreciado por los usuarios, pues tienen a su disposición una gran cantidad de ejemplares que pueden consultar de una manera fácil, ordenada y con unas ricas informaciones complementarias que no existen en ningún catálogo.
El trabajo futuro en la BVFE se centra en implementar sus funciones y, sobre todo, su utilidad. Para ello se está trabajando actualmente en la integración de metadatos, en la posibilidad de realizar metabúsquedas y en la introducción de nuevas categorías. Sigue intacto, pues, el deseo que hace unos años expresaba Manuel Alvar Ezquerra (2016: 27): "todo ello me anima en la empresa en que me he embarcado y me empuja a intentar la mejora de los contenidos en todos los aspectos".
Referencias bibliográficas
Alvar Ezquerra, Manuel. 2010. "Los repertorios hispano-latinos del P. Bartolomé Bravo". En: Quaderns de filología. Estudis lingüístics 15, (Ejemplar dedicado a Lexicografía en el ámbito hispánico), 13-30.
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Alvar Ezquerra, Manuel. 2015a. "El vocabulario manuscrito del Arte para fabricar naos de Tomé Cano". En: Boletín de la Real Academia Española tomo XCV-cuaderno CCCXII, 327-353. Disponible en: http://revistas.rae.es/brae/article/view/51.
Alvar Ezquerra, Manuel. 2015b. "La nomenclatura de la inédita Gramática de Lorenzo Hervás y Panduro". En: Cuadernos AISPI: Estudios de lenguas y literaturas hispánicas 6, 193-218.
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Esparza Torres, Miguel Ángel & Niederehe, Hans Josef. 1999. Bibliografía nebrisense. Las obras completas del humanista Antonio de Nebrija desde 1481 hasta nuestros días. Ámsterdam/Filadelfia: John Benjamins Publishing Company.
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Fabbri, Maurizio. 2002. A Bibliography of Hispanic Dictionaries. Catalan, Galician, Spanish. Spanish in Latin America and the Philippines. Rimini: Panozzo Editore.
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Niederehe, Hans Josef & Esparza Torres, Miguel Ángel. 1999. Bibliografía cronológica de la lingüística, la gramática y la lexicografía del español (BICRES II). Desde el año 1601 hasta el año 1700. Ámsterdam/Filadelfia: John Benjamins Publishing Company.
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San Vicente, Félix. 1995. Bibliografía de la lexicografía española del siglo XVIII. S. l.: Piovan editore.
* Este trabajo se enmarca dentro del Proyecto de Investigación "Biblioteca Virtual de la Filología Española. Fase IV: implementaciones y mejoras. Metabúsquedas. Gestores bibliográficos" (PID2020-112795GB-I00).
[1] Nombre que trata de homenajear a la Biblioteca histórica del Conde de la Viñaza (1893).
[2] Entre los catálogos que le habían servido para elaborar su propio corpus de diccionarios del español, Alvar Ezquerra (2014, 2015, 2017) citaba los catálogos de Maurizio Fabbri (1979 y 2002), de Félix San Vicente (1995) y de Hans-Josef Niederehe y Miguel Ángel Esparza (1995, 1999, 2005, 2021 y 2015).
[3] Por ejemplo, el de Pedro Felipe Monlau sobre Del arcaísmo y el neologismo. ¿Cuándo se debe considerar fijada una lengua?, 1863 (puede consultarse aquí), o el de Emilio Fernández Galiano sobre Algunas reflexiones sobre el lenguaje biológico, 1948 (puede consultarse aquí).
[4] Por ejemplo, la Carta en bable que dirigió al Excmo. Sr. presidente de la Real Academia Española Don Apolinar Rato de Argüelles suplicándole la inserción en la duodécima edición del diccionario de la misma, varias voces del bable y que se testasen algunas notas puestas al Quijote por varios académicos, 1885 (puede consultarse aquí), o El alma de las palabras. Diseño de semántica general de Félix Restrepo, 1917 (puede consultarse aquí).
[5] Seguramente de Johannes Gutenberg, Maguncia, 1460, Biblioteca Nacional de España, Madrid, INC/1298-9 (puede consultarse aquí).
[6] Alonso de Porras, Salamanca, 1481, Biblioteca Nacional de España, Madrid, INC/2652 (puede consultarse aquí).
[7] El primer volumen (A-M) es un ejemplar del siglo XIII conservado en la Bibliothèque Nationale de France, París, ms. Latin 10296 (puede consultarse aquí). El segundo volumen (N-Z) es un ejemplar del segundo cuarto del siglo XIII conservado en la Bibliothèque Nationale de France, París, ms. Latin 17879 (puede consultarse aquí).
[8] Puede consultarse aquí.
[9] Es un borrador impreso por Cabeceras Aid Project, Iquitos (Perú), 2013 (puede consultarse aquí).
[10] Contando obras monolingües, bilingües y multilingües.